En el año 2016, el gigante CHN Industrial sorprendió al sector agrícola con la presentación de dos prototipos de tractor autónomo que pretendían suponer un significativo avance en el ahorro de tiempo y la mejora de productividad, sostenibilidad y seguridad en el campo. De esta manera, el mundo de los tractores se hacía eco de un nuevo paso en la aplicación de las nuevas tecnológicas a la industria del motor. Si bien ya existían modelos autónomos de coches, los vehículos agrícolas todavía no habían alcanzado ese grado de desarrollo, ni en lo teórico ni en lo práctico. Pero si se piensa detenidamente, un tractor es un vehículo destinado a realizar tareas repetitivas en terrenos abiertos y, por lo general, libre de muchos obstáculos. Bajo esta premisa, la realidad de un tractor autónomo parece incluso más lógica que la de otros vehículos a motor.
Un vistazo al futuro de la agricultura
Bajo las marcas Case IH y New Holland, los modelos presentados tenían unas funcionalidades similares y un diseño diferente. Mientras el tractor presentado por New Holland contaba con una apariencia más clásica, el prototipo de Case IH respondía a un aspecto futurista que, entre otras cosas, suprimía la cabina del conductor. Este último ha sido el modelo que mejores resultados ha cosechado desde su presentación.
El funcionamiento del tractor autónomo es relativamente sencillo. Mediante un conjunto de cámaras, radares, sensores y láseres, estos vehículos pueden operar durante las 24 horas del día sin necesidad de un operario que los maneje desde la cabina. Las tareas a realizar y las funciones del vehículo pueden controlarse a distancia desde un dispositivo tipo tablet donde se instala un software de manejo. Este programa incluye un mapeo del terreno a trabajar sobre el que se programa el recorrido del tractor, las tareas a realizar, los aperos a arrastrar y otros parámetros similares. Cualquiera de estos datos puede modificarse sobre la marcha.
Gracias a su sistema de cámaras y sensores, el tractor autónomo es capaz de detectar obstáculos en su camino y detenerse ante ellos o modificar su ruta para evitarlos. En caso de lluvia intensa u otras contingencias meteorológicas, su funcionamiento se suspende temporalmente.
Pese a todo lo dicho hasta ahora, la supervisión humana será imprescindible en el funcionamiento de este tipo de vehículos. Ya sea desde su propia oficina o descansando a la sombra de un árbol, el agricultor deberá llevar a cabo un seguimiento activo del tractor autónomo. Desde un dispositivo móvil, cualquier operario tendrá acceso a tres pantallas mediante las que podrá controlar el trazado de los trayectos prestablecidos, parámetros como la velocidad, el combustible o los aperos y, finalmente, las cámaras incorporadas al tractor, dos delanteras y dos traseras.
¿Tractor autónomo o modelos mixtos?
Este innovador proyecto de agricultura de alta eficiencia se encuentra todavía en fase de prototipo. Aunque el modelo de Case IH es totalmente operativo, todavía queda pendiente la obtención de una homologación definitiva y limar cuestiones como quién sería el responsable en caso de accidente.
La visión a medio plazo parece dirigirse más hacia modelos mixtos que supondrían la inclusión de funciones del tractor autónomo en vehículos convencionales. En palabras de Peter Friis, director de Marketing Comercial de Case IH en Europa, Oriente Medio y Asia: “El futuro, más que comprar la versión autónoma, será la posibilidad de añadirle este extra”.
Aunque ahora mismo pueda parecer cosa de ciencia ficción, posibilidades y las ventajas que puede aportar la irrupción del tractor autónomo parecen ser evidentes. Además de un significativo ahorro de tiempo y un notable aumento en la productividad, la seguridad y la eficiencia, habría que tener en cuenta otros escenarios que pasen por la posibilidad de controlar una flota completa de tractores desde un mismo dispositivo inalámbrico y sin la necesidad de estar sentados a los mandos de ninguno de ellos. Ahora cabría saber qué tipo de repuestos o recambios agrícolas necesitarían estos vehículos.