Prevención de plagas y enfermedades en cultivos

La prevención de plagas y enfermedades debería ser una de las principales preocupaciones de todos aquellos que, de una manera u otra, nos dedicamos a la agricultura. Según el diccionario de la Real Academia Española, una plaga es una “acción masiva y repentina de seres vivos de la misma especie que causan daños a poblaciones animales o vegetales”. Al leer esto, a todos nos vienen a la imaginación toda clase de insectos, ácaros, gusanos, caracoles, roedores, pájaros y otros animales que pueden echar a perder nuestras cosechas. Además, otros agentes como hongos, bacterias o virus pueden generar enfermedades tan dañinas como los efectos de cualquier plaga.

Acciones para la prevención de plagas y enfermedades

Aunque siempre resulte útil contar con insecticidas u otros productos químicos, estos deberían reservarse exclusivamente para situaciones en las que su uso resulte imprescindible. Entretanto, existen multitud de acciones preventivas que todo buen agricultor debería conocer y que resumimos a continuación.

• En primer lugar, conviene conocer qué especies y variedades se adaptan mejor al clima donde va a localizarse la plantación para evitar la siembra de plantas que puedan crecer débiles.
• Es suelo es otro importante factor a tener en cuenta. El estado de la tierra es un gran indicador de la salud de las plantas que crecen en ella, por eso es crucial asegurar las buenas condiciones del mismo.
• A la hora de regar una explotación agrícola hay que buscar la cantidad de agua adecuada evitando situaciones de excesiva sequedad o encharcamiento que puedan atraer agentes dañinos.
• Las plantas necesitan airearse para evitar generar humedades que atraigan posibles plagas. Por eso, hay que prestar especial atención a la separación entre semillas o plántulas durante su cultivo.
• En el momento de adquirir estas plántulas o semillas, una revisión de las mismas puede evitar la aparición de enfermedades o visitantes no deseados. Toda planta o semilla de aspecto extraño o que presente un evidente mal estado de salud, deberá ser automáticamente rechazada.
• El estado de las herramientas de trabajo también es esencial en el asunto que estamos tratando. Toda la maquinaria, incluidos sus repuestos agrícolas, debe ser convenientemente revisada e higienizada. En ocasiones se nos olvida, pero hay que tener siempre presente que este puede ser un muy eficaz vehículo de transporte para toda clase de agentes patógenos.
• Al igual que sucede con las herramientas, hay que mantener el terreno en un buen estado de revista. De esta manera, conviene apartar restos de hojas, ramas o frutos caídos que puedan atraer a animales potencialmente invasores.
• Existen especies vegetales diferentes que son complementarias y pueden favorecerse mutuamente. Asociar estas plantas en la planificación de una explotación agraria es una buena táctica para favorecer su sano crecimiento.
• La rotación de cultivos es una técnica con varios miles de años a sus espaldas. Si el terreno nos lo permite, esta forma de regenerar el suelo resulta altamente eficaz a la hora de prevenir plagas y enfermedades.
• Por último, nunca estará de más aplicar de vez en cuando algún tratamiento preventivo en los cultivos. Existen en el mercado multitud de productos destinados a ello, muchos de carácter ecológico y altamente eficaces.

Por norma general, siguiendo estos sencillos pasos podemos llevar a cabo una óptima política de prevención que contribuirá al buen estado de salud de nuestras explotaciones agrícolas. Por supuesto, el control de plagas y enfermedades no siempre es 100% seguro y nunca estaremos totalmente a salvo de ellas. Si pese a todos nuestros esfuerzos nuestros cultivos son atacados por algún tipo de elemento perjudicial, deberemos poner rápidamente los ejemplares afectados en cuarentena y asegurarnos de desinfectar completamente las herramientas que utilicemos para ello.