Cuando se habla de salinidad en el suelo, se refiere a la concentración de sales minerales que se encuentran sobre la superficie del terreno.
Existen varios parámetros para medir la salinidad, pero el más utilizado es la conductividad eléctrica, CE. Esto es la capacidad que tiene la tierra para conducir la corriente eléctrica. Dicha capacidad depende de la cantidad de iones positivos y negativos que hay en el suelo, lo que es un indicador del contenido en sales. A mayor facilidad de movimiento de la corriente a través del suelo, mayor será la salinidad y, por tanto, mayor será la CE.
¿Cómo se produce la salinidad?
La causa de la salinización del suelo es un aporte de sales, normalmente disueltas en el agua. La concentración de dichas sales se produce al evaporarse el agua.
La salinidad en el suelo puede tener dos orígenes diferentes.
Primaria o natural: se produce por causas geológicas, climatológicas y propias del suelo.
-
Agua de lluvia.
-
Composición del suelo. Las sales proceden de rocas carbonatadas de calcio, como calizas y margas, y de calcio y magnesio, como las dolomías.
-
Sales fósiles. Provienen de materiales geológicos constituidos en tiempos remotos.
-
Aguas superficiales.
-
Aguas subterráneas. Estas suelen presentar una concentración superior a las aguas superficiales debido al contacto prolongado con los minerales de las rocas, así como al contacto con las masas salinas del mar en zonas costeras.
-
Aguas marinas.
Secundaria: introducida por la acción del hombre debido a manejos inadecuados de zonas de regadío y de fertilizantes.
Medición de la salinidad
Como se ha comentado antes, la variable que más se utiliza para medir la salinidad es la CE, y se suele expresarse en dS (deci Siemens).
La CE puede desglosarse en dos: la CEe, o conductividad eléctrica del extracto de saturación del suelo, que debe medirse en un laboratorio; y la CEa, la conductividad aparente del suelo, que se mide directamente en el campo por contacto o inducción electromagnética.
¿Cómo afecta la salinidad al cultivo?
La salinidad afecta al cultivo en su capacidad de absorción de agua y su rendimiento fotosintético. Puede provocar lo que se conoce como estrés salino, este puede ser de tres tipos.
-
Estrés hídrico: genera consecuencias similares a las de la falta de agua.
-
Toxicidad ión específica: se da como resultado de una captación y acumulación de determinados iones tóxicos, generalmente disueltos en el agua de riego. Puede reducir la productividad del cultivo.
-
Desbalance nutricional: la acumulación de determinados tipos de iones reduce la capción de algunos nutrientes minerales.
Habría también un cuarto tipo de estrés que se produce por la combinación de los tres anteriores: la oxidación, provocada por el incremento de la producción de especies reactivas al oxígeno.
Cada planta tiene una tolerancia a la salinidad diferente, esto es la capacidad que tiene la para soportar la CE sin experimentar efectos perjudiciales en su desarrollo.
El control de la salinidad
Hay una serie de técnicas que pueden ayudar a las plantas a adaptarse a suelos con concentraciones muy elevadas de salinidad:
-
Lavado: consiste en la aplicación continua de un volumen determinado de agua para que lave y drene las sales a capas más profundas.
-
Subsolado: para conseguir una mejor permeabilidad y drenaje.
-
Drenaje artificial: se aplica cuando la capa freática está muy cerca de la superficie.
El nivel de salinidad de un terreno agrícola es un parámetro que conviene tener en cuenta si se quiere contar con un suelo sano y fértil.
Imagen principal de Michael R. P. Ragazzon.
Imagen central de StateofIsrael.