Seguro que a todos nos ha ocurrido alguna vez; que sembramos semillas con la mayor ilusión posible y luego, a la hora de la verdad, estas no responden como deberían. Las causas de que las semillas no germinen correctamente pueden ser de diferente tipo, tanto estructurales como ambientales, pero algunas de las más frecuentes son las siguientes.
La profundidad
Hay ocasiones en las que las semillas se entierran a una profundidad mayor a la debida. En estos casos, podría ocurrir que la semilla nunca lograse salir al exterior o que, si lo hiciese, haya gastado una gran cantidad de energía en el proceso y, en consecuencia, se obtendrán brotes débiles que probablemente morirán al poco tiempo. Es por esto que siempre hay que saber a qué profundidad se debe enterrar cada tipo de semilla.
La cantidad de agua
A las semillas no les sienta bien la falta de agua, pero tampoco el exceso de la misma. En general, para que estas germinen, hace falta que el sustrato donde se entierran cumpla unas buenas condiciones de humedad. La semilla, además, necesita reblandecer su capa exterior para facilitar la salida del nuevo brote.
A la hora de regar hay que tener en cuenta que el exceso de agua puede resultar fatal para las semillas. Es por eso que no conviene inundar la tierra ya que, además, esto dificultaría o impediría la captación de oxígeno, fundamental para una correcta germinación.
La temperatura
Cada semilla tiene una temperatura óptima de germinación; unas necesitan más calor y otras más frío. Así, es fundamental conocer el rango de temperaturas óptimo para garantizar un buen resultado.
En lugares fríos y en invierno, las semillas generalmente germinan a temperaturas cercanas a los quince grados centígrados. En estos mismas climas, puede ocurrir que al llegar la primavera persistan las bajas temperaturas o incluso las heladas; en estos casos, lo más adecuando sería esperar a que las temperaturas mejoren.
Por el contrario, en climas cálidos y en verano puede darse el caso de que muchas semillas no germinen debido a las altas temperaturas. Existen técnicas para reducir la temperatura como recurrir al acolchado o regar bien la tierra.
Problemas de hongos
La no germinación de una semilla puede estar también condicionada por la aparición de un hongos como el Pythium, el Rhizoctonia, el Phytophthora u otros similares. Estos se manifiestan en forma de filamentos blancos y pueden hacer que las semillas no germinen o bien pueden terminar rápidamente con su vida. Estos hongos suelen aparecer en primavera aprovechando las temperaturas no muy elevadas y la humedad del ambiente.
Semillas caducadas o antiguas
Como ocurre con otros muchos productos utilizados en el día a día, las semillas también caducan. Por eso es importante tener en cuenta este dato en el momento de comprar las semillas; de no hacerlo, puede suceder que estas se almacenen y, cuando llegue el momento de la siembra, hayan caducado y el resultado sea la no germinación o una tasa de resultado positivo muy baja.
Existen otras muchas razones por las que una semilla puede no germinar, pero estas son algunas de las más frecuentes.
Imagen principal de Marlene Crusta.
Imagen central de Marlene Crusta.