Los vehículos marca Barreiros fueron durante varias décadas del pasado siglo XX uno de los máximos representantes de la industria española. El impulsor de estos, Eduardo Barreiros, fue reconocido como uno de los empresarios industriales más importante del país durante los duros años 50 y 60.
Los orígenes de Barreiros, una empresa puntera
Eduardo Barreiros nace en 1918 en Gundiás, Orense. Ya de joven comienza a trabajar en talleres mecánicos donde se familiariza con el funcionamiento de los motores. Tras la guerra civil, funda junto a su padre una empresa de autobuses y, a finales de los años 40, comienza a trabajar transformando motores de gasolina en motores diésel. El éxito de esta empresa hace que en 1951 la familia tenga que mudarse a Villaverde, Madrid, donde pueden contar con unas instalaciones superiores y mayores oportunidades de negocio.
En 1954, Eduardo Barreiros crea su propio motor, el EB-6, y funda junto a sus hermanos la empresa Barreiros Diésel S.A., dedicada a la fabricación de toda clase de vehículos y componentes para automoción; desde turismos y autobuses hasta tractores y vehículos industriales. Poco a poco, la compañía se fue revelando como una de las más punteras del país. Como dato, a comienzos de la década de los 60, se logró alcanzar al que era líder indiscutible en la fabricación de camiones en España: Pegaso.
Dificultades financieras
El crecimiento exponencial de la empresa provoca que en 1957 el Banco Vizcaya se convierta en uno de sus principales accionistas. Se crea además la Fundación Eduardo Barreiros, que en la actualidad continúa gestionando el legado del industrial. Pese al éxito de la empresa, los problemas económicos no tardaron en hacerse patentes. Las causas fueron variadas, pero una de las principales fue la dificultad de muchos clientes para pagar los camiones, que contaban con un precio muy elevado, y la consiguiente acumulación de letras no cobradas.
Esta situación ralentizó notablemente las inversiones, hecho que provocó que Eduardo Barreiros tuviese que reclamar una ayuda estatal que resultó insuficiente. Finalmente, la solución llegó en forma de colaboración extranjera.
Contactos internacionales
El primer paso hacia el mercado extranjero se dio con un encargo de fabricación de camiones para el estado portugués. Posteriormente, Barreiros se asocia con varias empresas alemanas y llega a recibir, en 1962, una oferta de compra por parte de General Motors.
Ante las dificultades financieras de la década de los 60, Barreiros busca la colaboración con un fabricante de automóviles extranjero que le apoyase financieramente mientras él pudiese seguir centrándose en la fabricación de vehículos industriales y agrícolas.
Así, entre los años 1963 y 1964, la empresa estadounidense Chrysler adquiere el 75 % del capital de Barreiros. Comienza así la fabricación de camiones Dodge y vehículos Chrysler en España mientras Eduardo Barreiros pierde poco a poco el control de su propia compañía. En el año 1968, Chrysler compra el resto de la empresa y esta pasa a ser una filial de Chrysler Europa. Eduardo Barreiros sigue en la empresa con el cargo de Presidente de Honor, pero dimite al año siguiente.
A razón de una clausula en el contrato de compra, Eduardo Barreiros no pudo trabajar en la fabricación y venta de motores ni vehículos durante cinco años. Tras este periodo se muda a Cuba, donde pudo terminar su vida haciendo lo que más le gustaba hacer: fabricar motores diésel.
Imágenes de Asociación Club Amigos de los Tractores Clásicos.