Quien más quien menos, todos hemos visto nidos de procesionaria colgando de las ramas de los árboles. Muchos, además, nos habremos cruzado con una hilera de estas impopulares orugas mientras caminamos por algún entorno natural con abundancia de pinos y hemos reaccionado con cautela ante ellas. Porque si algo sabemos todos es que el contacto con este animal puede acarrear consecuencias dañinas.
¿Qué es la procesionaria y por qué es dañina?
La procesionaria es una especie de oruga que afecta principalmente a los pinos, aunque también pueden atacar encinas, robles y otros árboles. Se trata de una especie particularmente dañina porque, además de defoliar los árboles, cuentan con unos pelos urticantes que pueden causar irritaciones en la piel, ojos y vías respiratorias de los seres humanos y animales.
Estrategias para combatir la procesionaria
Una técnica efectiva para controlar la procesionaria es la eliminación manual de sus nidos. Esto, por supuesto, implica retirar físicamente los nidos de los árboles utilizando métodos seguros, como cortar y quemar los nidos con cuidado para evitar la dispersión de los pelos urticantes. Esta técnica, pese a resultar efectiva, es también delicada y potencialmente peligrosa para quien la lleva a cabo.
Como alternativa, las trampas de feromonas son dispositivos que emiten feromonas sexuales específicas para atraer a las mariposas adultas de la procesionaria. Al capturar a las mariposas antes de que pongan sus huevos, se reduce la población de orugas en la siguiente generación, ayudando a controlar la plaga de manera preventiva. En algunos casos, además, se utilizan tratamientos químicos controlados para combatirla. Sin embargo, es importante utilizar pesticidas específicos y autorizados, aplicados por profesionales capacitados, para minimizar los impactos ambientales y proteger la salud de otros organismos. En ocasiones, también pueden emplearse aves depredadoras y otros insectos que se alimentan de procesionaria.
En los últimos tiempos se ha extendido el uso de un instrumento en forma anular que se coloca en torno al tronco del árbol. Cuando la procesionaria desciende por el tronco es obligada a circular por este anillo y salir de él a través de un único orificio de salida que conduce a una bolsa donde esta queda atrapada.
En general, la prevención juega un papel crucial en el control de la procesionaria. Se deben implementar medidas preventivas, como la poda adecuada de los árboles, para evitar la propagación de la plaga. Además, la educación pública sobre los riesgos y métodos de control de la procesionaria es fundamental para involucrar a la comunidad en la protección de los bosques y jardines.
Beneficios de combatir la procesionaria
Controlar la procesionaria contribuye a la conservación de la biodiversidad al proteger los árboles y los ecosistemas forestales de los daños causados por esta plaga. Esto permite mantener la salud y la diversidad de las especies vegetales y animales en los entornos afectados.
Además, al reducir la presencia de la procesionaria también se protege la salud humana y animal al minimizar la exposición a los pelos urticantes que pueden causar reacciones alérgicas. Esto mejora la calidad de vida de las personas que viven cerca de áreas infestadas y evita complicaciones de salud asociadas con la exposición a estas orugas.
En conclusión, combatir la procesionaria es fundamental para proteger los bosques, jardines y la salud pública. La combinación de técnicas de control efectivas, prevención y educación puede ayudar a minimizar los impactos negativos de esta plaga y promover ecosistemas más saludables y equilibrados.
Imagen principal de Mark Gillow.