A finales de 2019, un nuevo tipo de coronavirus detectado en la ciudad china de Wuhan comenzó a extenderse por el país y, desde ahí, por otras áreas del mundo. Hoy, pocos meses después, la situación global es delicada y compleja, con un gran número de países en estado de alarma sanitaria y millones de personas confinadas en sus viviendas y sometidas a un estado de movilidad limitada.
Además de los problemas sociales y de salud derivados de esta crisis, la economía ha sido una de las grandes afectadas por la expansión del coronavirus. No son pocos los sectores económicos que han visto cómo su actividad se ha reducido drásticamente debido a las restricciones comerciales y de movilidad impuestas por los gobiernos a lo largo y ancho del planeta. La agricultura y la ganadería, sin embargo, no han detenido su producción y su papel se ha visto notablemente reforzado durante estas primeras semanas de aislamiento.
El campo no se detiene
El campo no se detiene ni entiende de determinadas restricciones. Su papel en estos días resulta fundamental para garantizar el suministro de alimentos a la población. Los ganaderos y agricultores son el primer eslabón de una cadena productiva que, tras recorrer las diferentes fases de procesamiento, transformación y distribución, concluye en las estanterías de los comercios y las despensas de los hogares. Por eso la agropecuaria es una actividad de primera necesidad, un sector que no puede detenerse.
El sentido común dicta quedarse en casa, pero la realidad obedece a la necesidad del abastecimiento. Y así, mientras otros sectores se ven obligados a aceptar un cierre temporal que nadie desea, el campo ha de continuar trabajando y adaptando sus métodos a las nuevas exigencias de seguridad sanitaria. El trabajo se vuelve en ocasiones todavía más duro; los equipos de protección individual y la necesidad de guardar la distancia entre trabajadores dificultan la labor diaria en fincas, explotaciones y cooperativas. Pero además hay que contar con la incertidumbre sobre qué puede hacerse y qué no.
Frente al coronavirus, seguridad
¿Puedo trabajar al aire libre? ¿A cuántas personas se puede transportar en una furgoneta? ¿Qué medidas de seguridad tengo que adoptar? ¿Cómo debo protegerme ante el coronavirus? Las dudas que surgen en los comienzos de esta crisis sanitaria son muchas y afectan por igual a pequeños, medianos y grandes profesionales del sector. Finalmente, el trabajo debe realizarse de manera que se garantice el cumplimiento las indicaciones y órdenes emitidas por el Gobierno de España. Para ello hay que establecer protocolos de seguridad y dotar a los trabajadores de equipos de protección que eviten el contagio o la expansión del virus.
Valorar el papel del sector
Quizás ahora, en medio de la emergencia sanitaria que la expansión del coronavirus ha provocado, se hace más necesario que nunca valorar el duro trabajo agropecuario. El sector agrícola, que estaba inmerso en su propia crisis, se ha visto obligado a aparcar momentáneamente sus reivindicaciones particulares para responder a la demanda de alimento. Mientras esto sucede, no son pocas las voces que llaman a apreciar debidamente el producto nacional y a llevar a cabo un consumo más cercano y responsable. Este llamamiento se hace también extensivo a Europa, a una PAC a la que se demanda un mayor aprecio hacia el trabajo de los agricultores europeos frente a la entrada masiva de producto extracomunitario.
La crisis del coronavirus está poniendo de manifiesto que el papel de agricultores y ganaderos es fundamental para el desarrollo de las naciones y que su trabajo debería protegerse, valorarse y asegurarse bajo cualquier circunstancia.
Foto principal de Amateur wit a camera.
Foto central de Dennis Jarvis.