¿Para qué sirve un cuaderno de campo?

Como es bien sabido, trabajar una explotación agrícola exige medios y dedicación. Pero a toda la maquinaria, los repuestos agrícolas, las horas de trabajo, el sudor y el esfuerzo volcado hay que sumarles una serie de labores administrativas o de seguimiento que, ya sea por obligación o por voluntad propia, se hacen necesarias para llevar un buen control de la labor realizada. Dentro de estas figuras administrativas, la del cuaderno de campo se presenta como indispensable.

¿Qué es un cuaderno de campo?

También conocido como libro de campo, cuaderno de fitosanitarios o cuaderno de explotación, este elemento sirve para llevar un registro de todo tratamiento fitosanitario que se haya podido realizar en una plantación agrícola durante el trabajo desarrollado en ella. Su figura puede ser tanto digital como en papel y su presencia, debidamente cumplimentada, es totalmente obligatoria para todo agricultor que quiera estar a buenas con la normativa vigente desde el día uno de enero de 2013.

Es el Real Decreto 1311/2012 o Ley de Uso Sostenible de Productos Fitosanitarios quien obliga al mantenimiento de un cuaderno de campo en cualquier explotación que esté sujeta a controles de tipo fitosanitario. Este, además, puede ser solicitado en cualquier momento, sin previo aviso, por la autoridad competente. Este hecho hace que la necesidad de llevarlo al día sea todavía mayor.

El objetivo principal de un cuaderno de campo es facilitar la comprobación de que las normativas vigentes sobre fitosanitarios se aplican a rajatabla. Pero además, este también sirve para evaluar y asegurar que los condicionantes que puedan decidir la concesión de ayudas de la PAC se cumplan.  En última instancia, este documento puede ser decisivo a la hora de decidir si un agricultor es merecedor o no de una ayuda comunitaria.

¿Qué debe contener un cuaderno de campo?

A grandes rasgos, este documento debe registrar todos los tratamientos con fitosanitarios que se lleven a cabo en una explotación. Su estructura está dividida en dos partes fundamentales, una de ellas para registrar información general de la parcela y los gestores de la misma y una segunda que recoge datos sobre los tratamientos fitosanitarios.

Existen diferentes modelos, pero el Ministerio de Agricultura propone uno propio que puede descargarse directamente desde este enlace.

Los cuadernos de campo deben guardarse un mínimo de tres años. Junto a ellos es conveniente atesorar también toda clase de documentación que pueda ser solicitada en una inspección, como por ejemplo:

• Facturas por la adquisición de fitosanitarios.
• Certificados de la inspección de los equipos utilizados para la aplicación de estos productos.
• Justificantes de la entrega de envases vacíos a los puntos de recogida oficiales.
• Resultados de los análisis de residuos de productos fitosanitarios.
• Contratos de trabajo de todo aquel que haya aplicado estos productos en la explotación.

¿Por qué hay que rellenar el cuaderno de campo?

La obligación de llevar un registro de la aplicación de fitosanitarios es una tarea que conviene tener en cuenta por diferentes motivos. Por un lado se trata de una manera sencilla de llevar un control seguro de la aplicación de este tipo de productos y asegurar así que su uso ha sido racional. No conviene perder de vista que un mal empleo de productos fitosanitarios puede acarrear consecuencias negativas tanto a nivel de salud física como en el plano medioambiental. Por otra parte, el control del cuaderno de campo permite a las autoridades verificar los estándares necesarios para poder optar a la consecución de ayudas económicas comunitarias.

Imagen principal de Florin Gorgan, vía Flickr.