El higo es el fruto de la higuera, una planta originaria de Asia occidental que actualmente puede encontrarse en diferentes áreas del Mediterráneo. Se trata de una fruta de pequeñas dimensiones, en torno a seis o siete centímetros de longitud y entre cuatro y seis centímetros de diámetro. Cuenta con una piel fina que puede ser de diferente color de acuerdo a su variedad y que guarda una pulpa carnosa y dulce.
Una planta de esencia mediterránea
Junto a otros países como Turquía, Grecia o Portugal, España es uno de los principales productores de higos a nivel mundial. Dentro de sus fronteras, son algunas comunidades autónomas como Extremadura, Andalucía, Comunidad Valenciana, Galicia, Castilla y León o Castilla-La Mancha las que lideran el ranking de producción nacional. El higo, además, es una fruta que está sujeta a una elevada demanda exterior debido a que en muchas áreas del mundo es considerada como una fruta exótica. Si bien la exportación de higos es elevada, en muchos casos esta se hace en forma de fruta desecada.
El momento de la siembra
La siembra de los higos se realiza entre octubre y abril; siempre en días que no sean excesivamente fríos y que comporten riesgo de congelación. El higo es una fruta muy versátil que se adapta a casi todo tipo de terreno siempre que la tierra sea permeable y cuente con una buena capacidad de drenaje para evitar cualquier exceso de agua. Por lo demás, necesita de grandes cantidades de sol y suelos con un PH inferior al 6,5.
El riego de la higuera debe de ser constante, aunque con poca dosis. Resulta muy necesario evitar encharcamientos que puedan poner en peligro las raíces. Durante los meses de verano, además, la intensidad debe de ser mayor que durante el invierno.
La higuera, en resumen, necesita estar orientada al sol en un terreno con buen drenaje y materia orgánica; el agua es fundamental para su correcto desarrollo, pero los riegos han de ser cortos y frecuentes. Se trata de una planta relativamente fácil de cuidar y mantener en buena forma.
De higos a brevas
Una vez que la higuera llega a su madurez, esta puede alcanzar unas medidas de entre ocho y diez metros de altura. El diámetro de su tronco oscila con facilidad entre el metro y los tres metros de grosor. Una higuera adulta comienza a producir higos a partir de los seis o siete años de vida. Los higos suelen estar listos para su recolección cuando empiezan a abrirse por sí mismos o cuando el néctar comienza a aflorar a través del orificio de su base en forma de densas gotas.
Generalmente, los frutos de la higuera se recogen entre el inicio del verano y el otoño. Esto dependerá de si estos frutos son higos o brevas ya que, mientras los primeros son recolectados ente agosto y septiembre, las brevas son habituales de los primeros meses estivales. Generalmente, una planta puede dar higos o brevas, pero existen variedades llamadas bíferas o reflotantes que ofrecen dos cosechas.
Los higos son ricos en azúcares naturales, en minerales y en fibra, además de ser una interesante fuente de vitamina A y K. Como colofón a sus virtudes, estos también aportan magnesio, potasio, calcio, hierro y cobre. Se trata, sin duda, de una fruta de carácter exclusivo y con unas propiedades incuestionables.
Imagen principal de Anna Voulgari.
Imagen central de Faith Kashefska Lefever.