El centeno (secale cereale) es un cereal de invierno, miembro de la familia del trigo y estrechamente relacionado con la cebada. Su grano es muy utilizado en ganadería, como forraje para el ganado y elaboración de piensos, pero también en alimentación para la fabricación de harina o como componente de bebidas alcohólicas como la cerveza, el vodka y el whisky. Además del tradicional, existen variedades híbridas que pueden obtener un rendimiento superior en hasta un 40 %.
En cuanto a sus aportes para la salud, se trata de un cereal muy rico en hierro, fósforo y magnesio. También tiene grandes dosis de vitaminas B1 y E, además de un alto contenido en fibra.
¿Cómo es el cultivo del centeno?
El cultivo de centeno es similar al de otros cereales. Se trata de una planta de gran rusticidad, por lo que se adapta con facilidad a todo tipo de suelos y climas. No obstante son las tierras pobres y los climas de secano los principales receptores de sus semillas. Al ser un cereal de invierno de ciclo largo, su siembra suele hacerse en otoño, entre septiembre y octubre, aunque se recomienda que el cultivo sea lo más temprano posible para que se establezca antes de las primeras lluvias y el frío.
La densidad de semilla ha de ser de en torno a setenta kilos por hectárea, que deben introducirse a una profundidad de entre dos y cuatro centímetros. También se recomienda que la distancia entre líneas sea de unos quince centímetros. Su cultivo suele realizarse después de un cultivo distinto al cereal para evitar que los granos restantes del cultivo anterior germinen al mismo tiempo que las semillas de centeno.
En líneas generales, el centeno es un cereal de fácil manejo y poco exigente. Aún así, es apropiado realizar una fertilización con nitrógeno al inicio del ciclo. La cantidad de nitrógeno a aplicar es variable y puede oscilar entre los cuarenta kilos y los cien kilos por hectárea.
El ciclo del centeno suele concluir entre mayo y junio. Por lo general, el resultado son plantas de entre ciento diez centímetros y ciento sesenta centímetros con una espiga no superior a los treinta centímetros de longitud. Su rendimiento en grano puede alcanzar las dos toneladas por hectárea.
Plagas y amenazas
El centeno puede ser atacado por diferentes hongos y plagas que, en esencia, son muy similares a las de cualquier otra gramínea. De entre todas estas plagas, son dos a las que hay que prestar especial atención.
La primera de ellas es el cornezuelo, una enfermedad producida por un hongo parásito que se manifiesta en más de cincuenta especies diferentes. La parte afectada por el hongo es la reproductiva, aquella donde se forman los granos. La otra plaga a tener en cuenta es la roya del centeno. Al igual que la anterior, esta enfermedad también es producida por un hongo, pero su presencia es muy habitual en muchos cereales de invierno; sus efectos se dejan notar tanto en el tallo como en la hoja.
El centeno, en definitiva, es un cultivo versátil y fácil de manejar que tiene salida tanto en el campo de la ganadería como de la alimentación humana.
Imagen principal de Conservation Media Library.
Imagen central de Marat Assanov.