El creciente afán agrícola que se está experimentando en espacios que tradicionalmente han permanecido al margen de las actividades propias del campo ha derivado, entre otras cosas, en la proliferación de los llamados huertos urbanos. Hoy en día, estos pueden encontrarse en un gran número de ciudades ocupando espacios públicos o asentados en balcones y terrazas de mayor o menor tamaño. Y es aquí, cuando contamos con lugares de tamaño reducido, cuando estos huertos urbanos pueden recurrir a elementos como las mesas de cultivo.
¿Qué son exactamente las mesas de cultivo?
La función principal de estas estructuras es la de permitir cultivar plantas a una determinada altura del suelo. Se trata, en esencia, de mesas que en lugar de tabla presentan una concavidad de cerca de veinte centímetros donde se realizan los cultivos. Hay que decir que las mesas de cultivo se han convertido en algo muy común en los huertos urbanos, pero que su presencia también ha alcanzado otros escenarios como viveros o invernaderos, aunque aquí puedan presentar un tamaño y unas características diferentes.
Tamaños y modelos para todos los gustos
Pese a que pueden encontrarse en diferentes tamaños y modelos, a primera vista podría pensarse que el espacio de cultivo de estas mesas puede resultar insuficiente. Pero en la mayoría de casos no es así y, además, hay que tener en cuenta que no se trata de estructuras ideadas para grandes explotaciones y que la falta de espacio puede suplirse fácilmente con la incorporación de sustratos ricos en nutrientes que ayudasen al crecimiento eficaz de las especies vegetales plantadas.
Las mesas de cultivo suelen estar fabricadas en madera o en metal. Por lo general, no hay una mejor opción ya que ambos materiales son perfectamente válidos para los propósitos de la siembra urbana. Eso sí, en cualquiera de los dos casos conviene extremar las precauciones a la hora de realizar su mantenimiento, pues el uso de determinados productos podría resultar tóxico para las plantas o sería dañino para la tierra donde estas se asientan. En el caso del metal, hay quienes piensan que este es más susceptible de recalentarse en exceso, sin embargo, la humedad del sustrato contribuye notablemente a que esto no suceda.
Al tratarse de un recipiente de tamaño más reducido, las mesas de cultivo precisan de una mayor cantidad de agua debido a que la humedad se evapora antes. De todas maneras, siempre hay que tener la consideración de ajustar bien la cantidad de riego para evitar excesos innecesarios de agua. Estas estructuras también están provistas de agujeros de drenaje por los que el sobrante de líquido puede ser evaporado.
Si se decide contar con una mesa de cultivo, es importante saber dónde y cómo instalarla. El espacio escogido ha de ser lo suficientemente amplio como para permitir al usuario acceder con facilidad a todos los lados de la estructura. También hay que tener en cuenta el drenaje y elegir un emplazamiento donde el agua sobrante no pueda resultar perjudicial. Por último, y aunque resulte obvio afirmarlo, es muy importante plantar las mesas de cultivo en lugares que cuenten con una buena cantidad de luz solar más o menos directa.
Imagen principal de Colectivo Ecologista Jalisco.
Imagen central de Rome.dome.