La quinoa es un pseudocereal proveniente de Suramérica que con el paso de los años se ha convertido en uno de los alimentos de moda en Europa. Dadas sus características nutricionales, es considerada como un superalimento; contiene una gran cantidad de proteínas (más del doble que la mayoría de cereales), tiene pocos hidratos, mucha fibra, aminoácidos y un importante nivel de ácidos grasos omega 3 y 6.
Al provenir del altiplano andino, podría pensarse que su cultivo no es compatible con los suelos y el clima español o de muchas regiones europeas. Sin embargo, se trata de una planta especialmente resistente que, además, presenta una gran cantidad de variedades que la hacen también de elevada versatilidad y adaptabilidad a numerosos tipos de clima. No en vano, España es en la actualidad uno de los principales productores de quinoa en Europa gracias a una producción que se extiende por todo el territorio nacional y que se concentra especialmente en algunas comunidades como Andalucía o Castilla y León.
Características de la siembra de quinos
A la hora de plantear la siembra de la quinoa hay que tener en cuenta que se trata de una planta que no necesita mucha semilla por hectárea. Con una cantidad entre 8 y 12 kilos pueden obtenerse entre 10 000 y 12 000 plantas, una cantidad capaz de arrojar resultados de entre 4000 y 6000 kilos por hectárea. La quinoa, por norma general, presenta un crecimiento óptimo en climas con una temperatura de entre 15 y 20 grados centígrados. No obstante, su especial capacidad de adaptación la hace capaz de soportar temperaturas extremas de entre -8 y casi 40 grados centígrados.
El suelo y el agua
En cuanto al suelo, este necesita una preparación similar a la de la siembra de cualquier otro cereal. Los terrenos más óptimos son aquellos que están bien drenados y presentan una alta cantidad de materia orgánica y un bajo nivel de pH. En cuanto a la morfología, es preferible elegir suelos llanos o con pendientes poco pronunciadas que otros de características más abruptas. Es recomendable plantar la semilla a 1 o 2 centímetros de profundidad en suelos con una temperatura cercana a los 5 grados centígrados. Una vez sembrada, el ciclo completo hasta la recolección no suele superar los 180 días.
La quinoa presenta una alta capacidad de aprovechamiento de agua, aunque también se desarrolla de manera óptima en condiciones de secano, como bien se ha demostrado en determinadas áreas del valle del Guadalquivir o Extremadura. Durante la primera etapa de crecimiento, resulta importante la presencia de agua superficial que puede aplicarse perfectamente mediante riego. Este es preferible que sea por aspersión.
La quinoa, una planta resistente
La especial resistencia de la quinoa la hace poco atractiva para plagas y enfermedades, aunque no conviene desatender este punto ya que se sabe que en ocasiones ha sido presa de algunas especies animales como la pulguilla. En cuanto a las malas hierbas, la quinoa tiene en el cenizo uno de sus principales antagonistas, aunque este solo suele ser un problema durante las primeras etapas de crecimiento; una vez desarrollada, su altura y fortaleza la convierten en una buena competidora.
No es casualidad que la quinoa se haya convertido en uno de los alimentos de moda. Se trata de una especie con grandes aportes nutricionales, pero también resulta altamente rentable dado su rendimiento en la cosecha y su cotización y precio en el mercado.