Los avances científicos unidos al desarrollo de la agricultura pueden derivar a veces en resultados de lo más inverosímil. Y si no, que le pregunten a Sam Van Aken, un artista y profesor de la Universidad de Siracusa, Nueva York, que ha desarrollado con éxito lo que él mismo ha denominado como el árbol de las 40 frutas.
Según el propio autor, la primera vez que pensó en este tema se le vino a la cabeza la imagen del monstruo de Frankenstein. Y no es para menos. Sam Van Aken ha utilizado la técnica del injerto para dar a luz a un árbol capaz de generar hasta cuarenta tipos de fruta diferentes. Así, en un mismo espécimen es posible encontrar melocotones, albaricoques, ciruelas o cerezas, por mencionar solo unas pocas de las muchas posibilidades disponibles. El primer árbol de las 40 frutas fue creado en 2011 y ahora hay más de quince ejemplares plantados a lo largo y ancho de todo Estados Unidos, en lugares como Arkansas, Maine, Massachusetts, Kentucky, Nueva Jersey, Nueva York o Pensilvania.
¿Cómo se hace un árbol de las 40 frutas?
Como decíamos, Sam Van Aken se ha hecho valer de la técnica del injerto para crear estos árboles. El método es aparentemente sencillo, pero requiere de pericia y paciencia. En esencia, consiste en hacer crecer un fragmento de rama de una planta sobre el tronco de otra planta. El objetivo final es que los tejidos de ambos cuerpos lleguen a juntarse creando una unión que favorezca que la rama injertada pueda absorber nutrientes del espécimen base. Para que el experimento funcione, los injertos han de pertenecer al mismo género botánico; en este caso, se han utilizado ramas de árboles del género prunus.
La creación de un árbol de las 40 frutas no es algo rápido. Los injertos suelen realizarse en primavera y no es hasta un año después cuando puede comprobarse si en realidad están funcionando o no. A partir de entonces habrá que esperar entre tres y cuatro años para que estas nuevas ramas comiencen a dar frutos. En un principio, estos árboles suelen presentar variedades de unas veinte especies diferentes. Luego, conforme pasa el tiempo, Van Aken va añadiendo nuevas ramas hasta que logra alcanzar el número de cuarenta.
El ciclo de vida de estos árboles también es curioso. En primavera las ramas comienzan a florecer y los ejemplares se inundan de diferentes colores que abarcan tonalidades entre el rosa, el rojo y el blanco. Al llegar el verano, los árboles comienzan a dar todas sus variedades frutales.
¿Arte o agricultura?
Debido a la vena artística de su creador, el árbol de las 40 frutas está planteado como algo a medio camino entre el arte y la ciencia agrícola. Según sus propias palabras, el mismo lo ve como “una obra de arte, un proyecto de investigación y una forma de conservación”. Así, todos los ejemplares están plantados en museos, campus universitarios y espacios privados donde, muchas veces, son expuestos como parte de programas de educación ambiental. Según Autumm Young, director del Children’s Discovery Museum of San José, “es una maravillosa oportunidad para que los niños interactúen con una pieza de arte que también produce fruta”.
Imagen de Rick Berg.