Desde hace unos años, el kale se ha convertido en una de las verduras de moda en todo el mundo. Su presencia se ha hecho cada vez más frecuente en cartas de restaurantes y estantes de supermercados. Sin embargo, lo que ahora conocemos como kale lleva ya tiempo conviviendo con nosotros bajo el nombre de col rizada o berza.
Dadas sus excelentes cualidades nutricionales, el kale está considerada hoy en día como un superalimento. Esta verdura pertenece a la familia brassica olaracea, de la que también forman parte otras variedades como la coliflor, el brócoli, las coles de Bruselas o el repollo. Su origen es norteño, de tierras alemanas desde las que emigró hace años para extenderse rápidamente por los terrenos y fogones de todo el mundo: Europa, Estados Unidos, Japón… son muchos los lugares donde su presencia se ha hecho patente.
Cualidades y beneficios del kale
La razón de que el kale sea una de las verduras más solicitadas en la actualidad hay que buscarlas en su característico sabor, en una versatilidad que permite consumirla tanto en crudo como cocinada y, en primer lugar, en los indiscutibles beneficios que aporta a la salud de quién se la lleva a la boca. Así, del kale podemos decir que su consumo supone importantes aportes de hierro y calcio de fácil absorción. Pero que también supone grandes cantidades de minerales, antioxidantes y vitaminas, especialmente de los tipos A, C y K. Además, su estructura almacena notables cantidades de agua que contribuyen a una óptima purificación del organismo. Todo esto hace, además, que su aporte calórico sea inferior al de otras verduras de su misma familia. Y como colofón, hay que mencionar que también presenta cualidades anticancerígenas. Un lujo de verdura, vamos.
¿Cómo cultivar kale en el terreno?
Para cultivar kale sobre el terreno, lo más apropiado es hacerlo primero en semilleros. La mejor época para realizar este primer paso es entre la primavera y el verano, cuando el huerto está ocupado por otras especies como tomates o pimientos. Después de una semana, la semilla de kale comienza a germinar. El trasplante al terreno conviene hacerlo cuando la altura de la plata ha alcanzado los 20 cm. En este punto, es importante prever que la recolección del producto final habrá de hacerse en invierno, cuando las heladas ya son frecuentes y las temperaturas son notablemente bajas.
Al pasar las plantas de kale del semillero a huerto, conviene hacerlo a una proporción aproximada de seis plantas por metro cuadrado. El kale es una especie que funciona mejor en climas templados o fríos, con temperaturas que rondan entre los diez y los veinte grados centígrados. Sin embargo, soporta muy bien las heladas. Lo que no le gusta nada, en ningún caso, es el calor y los ambientes secos. Por esto mismo, también conviene mantener la humedad del suelo, pero sin llegar a encharcarlo.
Como ya hemos mencionado, el conveniente hacer la cosecha de kale en invierno. Por norma general, las plantas ya estarán listas unos tres meses después del trasplante o, lo que es lo mismo, aproximadamente cuatro meses después de la siembra. Una vez recolectada, solo queda disfrutar de esta variedad de col tan versátil, sabrosa y saludable.
Imagen principal de Richard Steih.
Imagen central de Derek Visser.