Dentro de las técnicas de trabajo agrícola que han dado que hablar durante las últimas décadas, el Método Fukuoka ocupa sin duda una posición privilegiada por la sencillez y aparente sobriedad de su propuesta, basada en establecer relaciones naturales entre el ser humano y la tierra que trabaja.
Masanobu Fukuoka nació en 1913 en la ciudad japonesa de Iyo y, hasta el momento de su muerte en 2008, dedicó gran parte de su vida a observar la naturaleza y tratar de imitar sus costumbres para poder reproducirlas de la manera más fiel posible. A lo largo de su carrera como agricultor, biólogo y filósofo, publicó varios libros como La senda natural del cultivo o La revolución de una brizna de paja. En ellos detalla su particular punto de vista sobre el trabajo agrícola y sienta las bases del que sería su legado: el Método Fukuoka.
Los principios del Método Fukuoka
Este método se encuadra dentro de la llamada agricultura natural y tiene puntos en común con la permacultura. La relación entre el ser humano y la naturaleza se sitúa en el centro de un proceso que busca respetar los ciclos y las condiciones naturales para lograr un mayor enriquecimiento del suelo y una mayor calidad en los alimentos. Según las propias palabras del autor, este método es “una filosofía para trabajar juntos con la naturaleza y no en contra, de observar prolongadamente y atentamente en lugar de trabajar mucho y descuidadamente, de considerar las plantas y los animales en todas sus funciones en lugar de tratar a los elementos como sistemas de un solo producto”.
La no intervención se ubica en el centro de la filosofía del Método Fukuoka, que aboga por no arar, labrar, escarbar, eliminar malas hierbas, utilizar fertilizantes o podar. Por el contrario, los seguidores de esta técnica llamar a atender al momento adecuado para realizar determinadas acciones y, de esta manera, ahorrar trabajo y optimizar las tareas al mismo tiempo que se respeta el desarrollo natural del entorno y de los ciclos naturales. El principio de no actuación aparece así como la base principal del legado de Fukuoka.
Bolas de arcilla y otras técnicas naturales
Para realizar la siembra, este método utiliza las nendo dango o bolas de arcilla. Se trata de un sistema que permite sembrar sin trabajar el suelo y que consiste en envolver las semillas en pequeñas bolas de arcilla mezclada con algún material orgánico como paja, estiércol o compost. Estas pelotas de entre 2 y 5 centímetros de diámetro se dejar secar antes de esparcirse por el terreno a cultivar. Cuando llegan las lluvias, la arcilla absorbe la humedad y la semilla germina; mientras tanto, el contenido queda guarecido de depredadores o inclemencias meteorológicas.
Otra técnica muy común en el Método Fukuoka es el acolchado o mulching, que evita que el suelo se seque en exceso al protegerlo de los rayos solares e impide la proliferación de malas hierbas de manera orgánica. La rotación de cultivos es también una acción recomendada para mejorar las condiciones edafológicas o evitar posibles enfermedades en las plantas. En cuanto al abonado, este modelo productivo aboga por la utilización de abonos verdes como el trébol blanco, que contribuye a incrementar los niveles de nitrógeno en el suelo.
En definitiva, el Método Fukuoka es un sistema de agricultura natural que llama a no intervenir sobre el terreno y respetar los ciclos y funcionamiento orgánico del suelo. Los principios de no actuación y el rechazo del uso de maquinaria durante el trabajo hace que su aplicación sea cuestionada en determinados modelos de explotación agrícola, sin embargo, sus seguidores aumentan día tras día entre explotaciones de pequeño calado o en regiones donde imperan los sistemas tradicionales y la preservación de la cultura ancestral.
Imágenes de Dan Keck, Periodismo de Barrio y PermaCultured.