Una de las diferentes variables para distinguir entre diferentes tipos de cultivos es atender a si estos están formados por una sola especie o si, por el contrario, existen diferentes cosechas compartiendo una misma superficie. Este segundo caso es el conocido como policultivo, un sistema que a la larga puede aportar múltiples beneficios, tanto en el plano económico como en el ecológico.
Nacimiento y evolución del policultivo
Esta práctica se remonta varios siglos a través la historia. La observación de la naturaleza fue la que llevó al ser humano a decidirse por crear espacios compartidos entre varias especies vegetales a la hora de planificar sus cosechas. La observación de los resultados y el progresivo conocimiento sobre las características de las diferentes especies vegetales habría llevado a determinar cuáles de ellas conjugaban mejor entre sí y cómo estas se relacionaban e interactuaban. Desde este punto, el policultivo crece y evoluciona, se profesionaliza progresivamente y llega un punto en que este no solamente está definido por la presencia de varias especies en un mismo suelo al mismo tiempo sino que, además, engloba otras técnicas como la rotación de cultivos.
En la actualidad, uno de los policultivos más conocidos es la llamada Asociación Precolombina. Esta está formada por una cucurbitácea, una leguminosa y maíz. La cucurbitácea (calabacines o calabazas, por ejemplo) se extienden a ras de suelo y abarcan grandes superficies; por su parte, la leguminosa contribuye a fertilizar el suelo gracias a su fuerte aporte de nitrógeno; finalmente, el tallo del maíz supone un soporte estable a través del que la leguminosa puede desarrollarse mientras deja espacio en el suelo a la cucurbitácea.
Ventajas y limitaciones
En líneas generales, esta diversidad permite la coexistencia, así como un mejor aprovechamiento del espacio y los recursos que conduce a un aumento de la eficiencia. El trabajo en un policultivo es más sencillo que en aquellas extensiones ocupadas por una sola especie y, además, el impacto sobre el medio ambiente es menor al reducirse la cantidad de recursos necesarios para el desarrollo de la cosecha. No en vano, y hasta cierto punto, se trata de un sistema que refleja comportamientos que suceden de forma natural en espacios no domesticados.
Entre las principales ventajas que el policultivo tiene sobre el monocultivo pueden señalarse las siguientes.
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Reducción considerable del impacto de plagas.
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Menor presencia de malas hierbas.
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Mejor resistencia a fenómenos atmosféricos.
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Ayuda a la presencia de agentes polinizadores.
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Aumento del grado de fertilización natural del suelo.
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Mayor estabilidad de las cosechas.
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Reducción del uso de agua y la necesidad de fertilizantes y otros productos químicos.
En la actualidad, existe una fuerte tendencia a considerar que el policultivo es una mejor opción al monocultivo. Sin embargo, su aplicación no está todavía tan extendida como cabría suponer. El porqué de esto puede buscarse en razones económicas, relacionadas especialmente con la demanda de los mercados y la necesidad de los agricultores de ajustarse a ella, hecho que en muchos casos explicaría la presencia de grandes extensiones dedicadas a un solo producto. Pero también existen limitaciones relacionadas con la dificultad de identificar la más adecuada combinación de especies y el porcentaje de la presencia de las mismas en relación a factores como el clima o el suelo.
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