Cuando la agricultura se da la mano con la ciencia y la imaginación, parece que nada pueda detener el progreso. Frente a los modelos de plantación tradicionales, es habitual ver propuestas más o menos llamativas como las plantaciones verticales, en altura, integradas en edificios o, incluso, fuera de nuestro planeta. Algunas son realizables y otras, sin embargo, permanecen en el cajón de las ideas que algún día podrían ponerse en práctica. Así, y a medio camino de unas y otras, ha llegado el momento de hablar sobre la agricultura sobre el mar.
En la mayoría de caos, este tipo de propuestas marinas vienen determinadas por el aumento del nivel del mar fruto del cambio climático, pero también están condicionadas por determinados terrenos áridos, secos pero próximos a la línea de costa.
En la actualidad existen ejemplos de agricultura sobre o próxima el mar realizada con éxito. Un ejemplo es el proyecto Red Sea Farms, gracias al que se cultivan tomates con agua salada del mar Rojo. Otro ejemplo similar tiene lugar en Omán y son los invernaderos de Seawater Greenhouse, que emplean técnicas de desalinización para poder sacas adelante diferentes plantaciones.
Invernaderos en el mar
En 2015, la compañía barcelonesa Fordward Thinking Architecture presentó su proyecto de cultivo marino, que se valía de la luz solar y el agua de lluvia para crear un espacio de agricultura sobre el mar capaz de generar veinte toneladas de producto al día y resultar completamente eficiente.
Este proyecto buscaba reducir costes y optimizar los recursos acuáticos a la vez que conquistaba nuevos espacios y daba algunos pasos para la eficiencia agrícola en entornos hostiles. En palabras de sus creadores, el sistema estaba «basado en una estrategia de múltiples capas flotantes, que combina la acuicultura (peces), hidroponía (cultivos) y fotovoltaica (energía solar), nuestro objetivo es que estas granjas se puedan instalar cerca de zonas donde es más necesario”.
Green Ocean, otra forma de agricultura sobre el mar
Otro ejemplo más reciente es el presentado en 2021 por la compañía japonesa N-Ark y que lleva por nombre Green Ocean. Se trata de un proyecto de invernaderos flotantes que utilizan una mezcla de aguade lluvia y marina para poder establecer cultivos en el mar.
Green Ocean está formado por invernaderos de lamas de madera unidas por juntas de carbono y con un recubrimiento que favorece la flotación y reduce la corrosión. El techo de estas estructuras es en forma de uve para facilitar la recolección del agua dulce de la lluvia. La base del funcionamiento de Green Ocean es una técnica, todavía pendiente de patente, de control de la humedad. El comienzo de todo sería la creación de un sustrato de fibra especial que, con tan solo cinco centímetros de grosor, podría reemplazar a quince centímetros de tierra. La humedad regulada en este novedoso sustrato serviría para poder cultivar diferentes tipos de plantas. Eso sí, para una correcta ejecución, al sustrato habría que añadirle cantidades determinadas de vitaminas y abono.
Como ya hemos comentado, algunas de estas propuestas todavía pertenecen al campo de la teoría, pero, sean ejecutables o no, son sin duda reflejos de una nueva forma de pensar condicionada por nuevas necesidades a nivel global.
Imagen principal: N-Ark.