Farm to Fork es una estrategia europea que nace de la necesidad de alcanzar sistemas productivos más sostenibles, cuyo impacto sobre el medio ambiente sea el menor posible y que estén basados en modelos justos y respetuosos con el entorno. Estos objetivos son los mismos que se contemplan en el Pacto Verde Europeo, programa lanzado por la Unión Europea en 2019 en busca de una transición hacia un sistema alimenticio con las características ya mencionadas y dentro de cuyos puntos clave se encuentra el Farm to Fork, traducido generalmente como “De la granja a la mesa”.
¿Qué busca la estrategia Farm to Fork?
En líneas generales, esta estrategia busca disminuir el impacto que la producción primaria tiene sobre el medio ambiente y el clima. Para ello, se establecen una serie de estrategias reguladoras y no reguladoras que afectan a los agentes de las diferentes fases de la cadena de producción. Al mismo tiempo, también se busca asegurar un retorno justo para los productores del sector primario, formado por profesionales de la agricultura, la ganadería, la pesca y la explotación forestal.
La estrategia Fork to Farm contempla hacer uso de otras herramientas europeas como la PAC (Política Agraria Comunitaria) o la PPC (Política Pesquera Comunitaria). Así, estos programas deberás hacerse eco de algunos de los preceptos de sostenibilidad del Pacto Verde, y para ello se ha incrementado el presupuesto que tanto la PAC como la PPC deben destinar a la realización de acciones beneficiosas con el medio ambiente y el clima, por ejemplo.
Farm to Fork también está alineada con la Estrategia de Biodiversidad 2030, un programa que busca acelerar la transición hacia modelos realmente sostenibles y que tiene como principales puntos de acción la reducción de en un 50 % del uso de pesticidas y plaguicidas, así como la disminución de un 20 % del empleo de fertilizantes.
El conjunto de todas las acciones planteadas busca reducir la huella ambiental en las diferentes fases de producción mediante la aplicación de métodos sostenibles y el establecimiento de modelos de negocio de carácter circular. Para ello resulta fundamental el compromiso y la colaboración entre los agentes de la cadena.
Motivos y puntos en contra
Gran parte de los motivos de todos estos programas viene dada por la necesidad de generar ámbitos nutricionales saludables entre un elevado porcentaje de la población que acusa dietas con una elevada cantidad de grasas y azúcares y un bajo contenido en vegetales. También se busca una modificación general de determinados hábitos de de consumo, tanto desde el punto de vista de poner el punto de vista en lo local como desde la perspectiva de la sobre adquisición y el desperdicio de productos alimenticios.
Por supuesto, existen determinados puntos negros que, según las voces críticas de estos programas, habría que corregir si lo que se busca es una auténtica economía agraria sostenible. El más popular de ellos tiene que ver con el precio que muchas veces tienen estos productos de producción local frente al coste de los mismos artículos en grandes superficies comerciales y similares. Ante esto, se demandan medidas fiscales que garanticen una cadena de producción realmente sostenible y que favorezcan la consecución de un modelo justo para todos, desde el productor hasta el consumidor final.
Imagen principal de Dboybaker.
Imagen central de Mohamed Aymen Bettaieb.
Muy buena iniciativa para controlar la producción de manera sostenible, nos gustaría añadir que en industrias como por ejemplo la construcción, también se está teniendo en cuenta la implementación de materiales sostenibles y productos orgánicos (reciclados).
Esperemos poder seguir por el buen camino, gracias por la información! 🙂