En el ámbito del control de plagas, los hongos pueden resultar de suma importancia para el mantenimiento y buen estado de salud de un jardín, una plantación o un huerto. Mantener a raya una plaga es vital para garantizar una buena cosecha. Por eso es necesario contar con una solución eficaz que, además, no resulte contaminante y sea natural. En este ámbito, los hongos entomopatógenos son una solución sostenible y eficaz.
¿Qué son los hongos entomopatógenos?
Este tipo de hongos favorecen un control de plagas biológico que, en resumidas cuentas, deja a la naturaleza actuar por sí misma.
De esta manera, los hongos entomopatógenos están dentro de la rama del control microbiológico de insectos. Esta recurre al uso de bacterias, virus y hongos que puedan acabar con una plaga, pero que no afecten ni a las personas ni a las propias plantas. Los entomopatógenos son hongos que infectan y causan diversas enfermedades a los insectos, lo cual acaba causándoles la muerte.
Son considerados como bioinsecticidas y los géneros más utilizados son: Metarhizium y Beauveria. Estos organismos son capaces de diezmar una población de insectos, pero sin producir efectos secundarios. Además, de esta manera se recurre a soluciones que la misma naturaleza ha creado.
¿Cómo actúan los hongos entomopatógenos?
A la hora de actuar, lo primero es distribuir las esporas del hongo seleccionado. Estas terminan por adherirse a los insectos y dan inicio a su ciclo vital. La temperatura y la humedad son importantes para garantizar que el hongo germine, lo cual hará sobre la cutícula exterior de los insectos. Posteriormente, comienza la degradación del exoesqueleto a través de una reacción enzimática y se introducen en el cuerpo blando.
Los hongos entomopatógenos pueden ser unos excelentes aliados a la hora de controlar plagas en nuestros cultivos. Si queréis saber cómo, os invitamos a entrar en el siguiente enlace. ??https://t.co/2s8flhsF4I pic.twitter.com/erwMKLwZeE
— Repuestos Fuster (@RepuestosFuster) August 12, 2019
Los hongos colonizan en interior del cuerpo del insecto y lo utilizan para desarrollarse. Durante su crecimiento segregan toxinas que afectan al aparato excretor y a los músculos del anfitrión. Esto modifica la conducta del individuo, que deja de reproducirse y alimentarse, además de ver afectado su sistema inmunológico. Así, el insecto deja de dañar la cosecha y no contribuye a la expansión de la plaga.
La consecuencia final de la infección es la muerte del insecto, colonizado por completo por el hongo. Pero aquí no acaba el proceso. El ciclo reproductor del microorganismo se activa y nuevas esporas son emitidas al aire para que infecten a más insectos. De esta manera, se cuenta con un potente control de plagas que actúa sin efectos secundarios ni uso de químicos y que es capaz de autorreplicarse mientras haya insectos a los que atacar y las condiciones climáticas sean las adecuadas.
¿Cómo se saca partido a los hongos entomopatógenos?
Hay que tener en cuenta una serie de parámetros para garantizar el éxito de estos hongos. Al fin y al cabo, son seres vivos que necesitan unas condiciones determinadas para arraigar y proliferar. Lo primero que hay que hacer es determinar la plaga a eliminar y su tamaño, así como tener en cuenta la época del año en la que aplicaremos los hongos.
Por descontado, seleccionar la hora adecuada y el método de infección son aspectos vitales para garantizar la máxima expansión del hongo. Si seguimos estos requisitos, el resultado será una plaga diezmada y una cosecha a salvo.
Los hongos entomopatógenos son una solución natural frente a una plaga. Son capaces de diezmar una población entera si las condiciones climáticas son las adecuadas. Así, la plaga será eliminada de manera eficaz, sin dañar el ambiente y mucho menos las plantas.