Desde hace unos años, el debate sobre el futuro de las abejas ha ocupado páginas y páginas en numerosos medios de comunicación y tertulias especializadas. Parece ser que a día de hoy existe un consenso generalizado sobre la necesidad de cuidar el porvenir de estos insectos que, dada su importante labor polinizadora, han sido referidos en más de una ocasión como los animales más importantes del planeta. Desde esta situación de unanimidad, son muchas las iniciativas orientadas a garantizar la salud de las abejas. Una de las más curiosas viene desde Israel y toma forma de colmena robótica.
¿Qué es esto de la colmena robótica?
Este proyecto es fruto de la imaginación de la empresa israelí Beewise, que ha diseñado estas estructuras dotadas de una inteligencia artificial capaz de monitorear y tratar las colonias de abejas durante las veinticuatro horas del día, sin descanso y con un grado de eficacia perfectamente milimetrado. Cada colmena robótica tiene una envergadura de aproximadamente dos metros cuadrados y puede acoger un total de veinticuatro colonias de abejas. En total serían cerca de dos millones de individuos los que pueden habitar tan solo una de estas estructuras. El interior de las colmenas está manejado por un brazo robótico, varios sensores y cámaras y, en general, otros elementos con inteligencia artificial capaces de realizar las mismas tareas que un apicultor. Además de estos elementos, cada estructura cuenta con varios panales dotados de aperturas al exterior donde las abejas trabajan incansablemente.
El mejor amigo del apicultor
Sin embargo, la colmena robótica no está pensada para sustituir al apicultor si no para complementar, apoyar y facilitar su labor al mismo tiempo que economiza tiempo y esfuerzo. El sistema de inteligencia artificial está preparado para monitorear y detectar las necesidades de la colmena. En caso de identificar un problema, este puede avisar al apicultor mediante una notificación a su teléfono móvil pero, por supuesto, también puede actuar por cuenta propia.
Así, la colmena robótica es capaz de distribuir azúcar, comida y medicamentos a las abejas, pero también tiene la capacidad de regular la temperatura y eliminar ruidos. Además, puede encargarse de la tarea de dividir o combinar panales y hasta, en última instancia, de llevar a cabo la tarea de extracción de la miel mediante una licuadora. De esta manera, ya es posible consumir “la primera miel del mundo fabricada con inteligencia artificial”, en palabras de un miembro de la empresa responsable del proyecto.
Tras cerca de un año de actividad, Beewise tiene multitud de colmenas robóticas instaladas en Israel y Estados Unidos. El siguiente paso, según parece, es afianzarse con fuerza en suelo europeo. Estas colmenas suponen un notable avance en las tareas de preservación de las abejas al facilitar la tarea del apicultor y ofrecer un entorno que monitorea y da refugio a millones de abejas. Gracias a ellas, la labor de estos insectos polinizadores puede ser más segura y eficiente aunque, como sucede en estos casos, está por ver si la aplicación de la colmena robótica puede llegar a ser realmente efectiva en un corto o medio plazo.
Imagen principal: Beewise.