La colza, brassica naps, es una planta de tallo especialmente ramificado en su parte superior que produce hojas de hasta cuarenta centímetros y racimos de entre veinte y sesenta flores. Se trata de un cultivo de suma importancia a nivel internacional; en parte porque resulta sumamente rentable, pero también porque de su procesamiento se obtienen numerosos productos como forrajes con alto nivel de proteínas, biodiésel o un tipo de aceite vegetal que, si bien no es muy popular en España, sí que cuenta con un alto grado de aprecio en numerosos países.
La siembra de colza ha experimentado un notable aumento en los últimos años. En España, por ejemplo, su cultivo se ha visto incrementado progresivamente en algunas comunidades como Castilla y León, que actualmente lidera la producción. La rentabilidad es una de las principales razones que conducen a este renovado interés por este cereal que, pese a contar con ciertas peculiaridades, es fácil de sembrar tanto en secano como en regadío.
Peculiaridades de la siembra de colza
La siembra de colza se lleva a cabo entre la primera semana de septiembre y mediados de octubre. Una de las principales exigencias de este cultivo es contar con un suelo húmedo, por lo que la fecha exacta de la siembra puede variar, al menos en secano, por causas meteorológicas. Otra característica de la colza es que su semilla es pequeña, por lo que conviene plantarla a unos dos o tres centímetros de la superficie. Los terrenos más óptimos para su crecimiento son los de suelo profundo y con un buen drenado, ya que la raíz de esta planta es más sensible a la compactación en profundidad que la de otros cereales similares. Por otro lado, se trata de una especie muy versátil que permite trabajar con toda clase de sembradores, desde las convencionales hasta las de siembra directa.
Consideraciones climatológicas aparte, es recomendable llevar a cabo la siembra de colza lo antes posible. El objetivo es que a la llegada del invierno las plantas cuenten ya con unas características óptimas, que pueden ser de al menos ocho hojas, un cuello de unos ocho centímetros de diámetro y una raíz de entre diecisiete y veinte centímetros de longitud.
Durante su crecimiento, hay que prestar atención a la posible aparición de plagas. Algunas de las especies que sientes una mayor predilección por el sabor de las hojas de colza son el caracol, el limaco o la pulguilla.
Ventajas del cultivo de colza
El cultivo de colza presenta además varias ventajas derivadas. Una de ellas se refiere a la rotación de cultivos con otros cereales, que está demostrado que puede aumentar en cerca de un 10 % el rendimiento del siguiente cultivo. La principal razón de esto es que la colza requiere unos tiempos de siembra y recolección diferentes a los de otros cereales de invierno, y esto permite optimizar el trabajo de la explotación y aprovechar mejor el tiempo. Además, la disposición de la colza para llevar a cabo con ella esta rotación de cultivos hace posible cumplir con facilidad las exigencias de la PAC respecto al pago verde, o greening.
Trabajar con colza también es recomendable para llevar a cabo un control de malas hierbas, especialmente de aquellas de hoja estrecha. Esta, además, genera una buena cobertura de suelo y, debido a sus raíces profundas, contribuye a mejorar el estado del suelo mejorando su aireación y reduciendo la erosión.
En España, como ya se ha comentado, la principal área de cultivo de colza es Castilla y León. Su implantación es variable según la zona; más estable en regadío y no tanto en secano debido a la dependencia de la climatología de cada año. En este sentido, las lluvias aparecen como uno de los elementos fundamentales para el desarrollo de este cereal en secano.
La colza es en definitiva un cultivo que presenta numerosas ventajas derivadas de su versatilidad, rentabilidad y capacidad para alternarse con otras especies similares.
Imagen principal de Alison Day.
Imagen central de Markus Tacker.