La identificación de ganado es una técnica de marcaje que ha evolucionado con el paso de los siglos hasta convertirse en un eficiente método de control, tanto nominal como administrativo, de las reses que conforman un rebaño.
Nacimiento y evolución
Los primeros signos documentados de identificación de ganado se remontan a la Antigüedad, cuando los egipcios comenzaron a realizar marcas a hierro caliente sobre sus reses. Más tarde, los romanos añadieron una vertiente supersticiosa a este método al utilizar símbolos elegidos como parte de hechizos mágicos destinados a proteger a los animales. Durante la Edad Media, en Europa se mantuvo la tradición del marcado como método de control que se aplicaba sobre las reses de piel gruesa.
Siglos después, tras la colonización de América, la técnica del marcaje se hizo especialmente popular en todo el Oeste Americano y en su tradición vaquera. Las grandes extensiones de terreno permitían que el ganado pastase libremente, más allá de los límites del rancho al que pertenecía, y la marca a hierro caliente era lo que posibilitaba la posterior identificación por parte de sus dueños. Como ha podido verse multitud de veces en el argumento de películas o novelas de vaqueros, el robo de ganado fue una práctica muy frecuente en esta época; de ahí que las marcas adquiriesen una especial importancia. Estas se multiplicaron por doquier, y mientras los ladrones tenían la capacidad de modificarlas y falsificarlas aplicándoles correcciones, las autoridades comenzaron a ver la necesidad de un registro que permitiese un mejor control y un mayor acoso a los delitos sobre el ganado.
El marcaje de ganado en la actualidad
La identificación de ganado sigue vigente en la actualidad y, aunque la práctica del pastoreo a campo abierto no sea tan habitual como antes, las marcas todavía cumplen su función. Además de para la pura identificación y para demostrar la titularidad sobre un animal, los marcajes cumplen hoy en día una importante labor en el control de reses; tanto en registros de producción, como en la identificación de razas o el conocimiento del estado fisiológico del animal, por ejemplo.
Más allá del marcaje a hierro caliente, en la actualidad existen numerosas técnicas de identificación de ganado entre las que se pueden mencionar la pintura semipermanente, las marcas o cortes en orejas, los tatuajes en el interior del labio o las orejas, los aros o placas identificativas en las orejas, los bolos ruminales o los sistemas e implantes por radiofrecuencia o RFID.
Identificación de ganado por radiofrecuencia
De entre todos los sistemas utilizados en nuestros días, destaca en RFID, o identificación por radiofrecuencia en collares y placas o mediante implantes subcutáneos. Esta técnica de marcaje permite monitorizar el movimiento de las reses para localizarlas con mayor facilidad y obtener al mismo tiempo datos y estadísticas sobre su comportamiento. Se trata de una tecnología capaz de reflejar información a tiempo real y que mejora el seguimiento por parte tanto del ganadero como de empresas alimenticias, casas de subastas o instituciones gubernamentales.
Los marcajes por RFID permiten obtener datos sobre la posición exacta de un animal, así como localizar a todo un rebaño desde una aplicación móvil, pero también aportan información sobre su estado de salud, sus movimientos exactos, su dieta, etcétera. Esta tecnología es de gran utilidad tanto para el propietario de las reses como para otros agentes como subastadores, productores o vendedores de productos cárnicos.
La identificación de ganado es, en definitiva, una técnica milenaria que continúa vigente hoy en día. Si bien su finalidad sigue siendo la misma que en el momento de su aparición, el paso de los siglos y las progresivas innovaciones tecnológicas han hecho que su papel actual sea mucho más amplio y que las posibilidades que ofrece se hayan multiplicado considerablemente.
Imagen principal de Shellaine Godbold.
Imagen central de Orangeaurochs.