Guste o no, el ser humano no es la única especie que se alimenta de los productos sembrados. A menudo, los huertos, campos y demás tierras cultivadas son visitados por toda clase de criaturas hambrientas que, en el peor de los casos, pueden echar a perder una cosecha entera. El daño que estos animales son capaces de ocasionar es una de las mayores preocupaciones para multitud de agricultores. Una explotación agrícola es un entorno complejo que no se nutre solamente de tractores, maquinaria y repuestos agrícolas. Además de todo esto, conviene conocer una serie de técnicas que contribuyan, entre otras cosas, a la protección de cultivos frente a especies animales no deseadas.
La identificación como paso previo a la protección de cultivos
En primer lugar, y antes de llevar a cabo ninguna medida coercitiva, es indispensable identificar al agresor. Son muchos los tipos de animales que pueden acceder a un sembrado y las medidas a aplicar deben estar siempre supeditadas a la especie invasora. Como resulta evidente, la protección de cultivos aplicada a un campo afectado por estorninos no es la misma que la que se aplicará a un terreno con presencia de escarabajos, ratones o jabalíes. La identificación del agresor es fundamental para la posterior toma de decisiones.
Las especies visitantes suelen pertenecer a cuatro tipos de animales diferentes: aves, insectos, roedores o animales salvajes de mayor tamaño. En zonas de caza mayor, la aparición de jabalíes, cérvidos y otros mamíferos similares suele ser muy frecuente. Dado su tamaño, la presencia de estos animales resulta especialmente notable. Los efectos de su paso por los cultivos, no obstante, no tienen por qué ser más graves que los provocados por aves u otras especies como conejos, liebres o pequeños roedores.
Existen diferentes técnicas de protección de cultivos frente a especies animales. En esta primera entrega se van a exponer algunas de las principales en función del efecto que se pretenda obtener mediante su aplicación.
¿Alguna vez habéis tenido problemas con animales en vuestros sembrados? Esta semana tratamos el tema en nuestro blog. Aquí os dejamos un enlace:https://t.co/fyL03Vym9G pic.twitter.com/DezCHnNGYJ
— Repuestos Fuster (@RepuestosFuster) November 8, 2018
Proteger el terreno
Este conjunto de acciones consiste básicamente en poner barreras a la entrada de animales. Por norma general, estas barreras pueden ser eléctricas o no eléctricas. Las primeras son muy frecuentes a la hora de evitar la entrada de animales de tamaño medio o grande, que reciben una pequeña y molesta descarga disuasoria. Entre las no eléctricas, existen toda clase de verjas, redes y vallas orientadas a proteger las plantas de animales de diferente tamaño, desde aves hasta insectos.
Antes de instalar una barrera, conviene asegurarse de que los animales no se encuentran ya dentro del terreno. En el caso contrario estos quedarían igualmente encerrados, pero en el lado no deseado de la explotación.
Ahuyentar a los animales no deseados
¿Quién no está familiarizado con la figura de un espantapájaros? Si bien es cierto que la presencia de estos muñecos es cada vez menos frecuente, su mención sirve perfectamente para ilustrar lo que se pretende con esta segunda técnica. Actualmente, los mecanismos para ahuyentar animales han evolucionado hasta la aparición de modernos artefactos que buscan eliminar la presencia de determinadas especies emitiendo los sonidos propios de sus principales depredadores. En otros casos, se trata de pequeños cañones que provocan puntuales estallidos cuyo ruido logra alejar a los molestos visitantes.
En algunas zonas es también muy habitual el empleo de cometas con la forma de grandes aves depredadoras que, movidas por el viento, trazan movimientos caprichosos sobre los terrenos labrados. Estos falsos pájaros, si bien resultan altamente eficaces, cuentan con el handicap de no resultar muy intimidatorio en días o zonas de poco viento.
Existen otras técnicas igualmente eficientes para llevar a cabo una eficiente protección de cultivos que serán explicadas en una entrada posterior.