La RFID, o identificación por radiofrecuencia, es una tecnología de recopilación de datos que utiliza una serie de objetos como etiquetas o tarjetas para transmitir información en vivo sobre el objeto, animal o personal donde se colocan. En el campo de la ganadería, esta tecnología es muy útil para realizar un seguimiento exhaustivo del ganado y obtener datos que permitan mejorar la explotación.
¿Cómo funciona la tecnología RFID?
Estas acciones de seguimiento y monitorización del ganado se encuadran dentro de la llamada ganadería de precisión y comienzan con un triple proceso que comprende los pasos de etiquetar al animal, escanearlo y registrarlo en una base de datos. El etiquetado puede ser de diferentes tipos, desde placas en las orejas que contienen la etiqueta RFID hasta implantes subcutáneos. Una vez que la etiqueta se ha colocado, el escaneo de la misma permite asignar un identificador único al animal para localizarlo, distinguirlo del resto y poder aislar así sus datos de seguimiento para llevar a cabo un estudio individualizado.
Los datos estadísticos obtenidos mediante la tecnología RFID permiten identificar al animal y analizar su comportamiento para conocer su ubicación en tiempo real, pero también para recabar información sobre su estado de salud o su actividad. Las etiquetas de los animales transmiten la información a sensores que pueden colocarse en diferentes puntos de la explotación ganadera y así obtener datos precisos de la localización y el comportamiento de una res concreta en un lugar determinado.
Aplicaciones en el sector ganadero
Una de las aplicaciones más comunes de esta tecnología pasa por colocar sensores en los comederos y bebederos. Así, cuando un animal etiquetado se acerca a uno de ellos, el sensor puede recibir datos sobre el tiempo concreto que este ha permanecido ahí o sobre la cantidad de comida o bebida que ha ingerido. Esto último es posible gracias a que los sensores pueden programarse para medir las variaciones de peso en el contenido del comedero y así saber qué cantidad de alimento ha desaparecido durante la visita de un animal. Pero esto no es todo, los sensores de RFID pueden colocarse también en los puntos de entrada a diferentes áreas para llevar a cabo una especie de control de accesos o pasos que permita conocer los hábitos de movimiento de los animales.
Los datos recopilados mediante el uso de estos sensores aportan información sobre la ubicación del animal etiquetado, pero también permiten obtener mediciones sobre hábitos de comportamiento muy útiles para analizar el estado de salud del ganado. La tecnología RFID es muy empleada como medida preventiva para anticipar enfermedades o detectar males. Si, por ejemplo, se detecta que una res permanece mucho tiempo inactiva o que come menos cantidad que antes, pueden saltar las alarmas que indiquen una enfermedad en el animal.
Esta información es de gran utilidad para el ganadero, pero también para sus clientes ya que les permite conocer con exactitud la calidad del producto, su origen y otros datos relevantes. Otros agentes que pueden beneficiarse de los sistemas RFID son las empresas exportadoras de alimentos, las casas de subastas e incluso determinadas instituciones gubernamentales que pueden llevar a cabo un mayor seguimiento sobre la propiedad de los animales y evitar así fraudes y otros delitos similares.
Imagen principal de Peter Castleton.
Imagen central de Eltpics.