Lombricultura: el arte de hacer humus de lombriz

Hablemos de lombrices, esos seres invertebrados que habitan en el subsuelo y se arrastran a través de galerías que ellas mismas excavan en la tierra húmeda. Lo cierto es que estos animales no son del gusto de todo el mundo; dada su apariencia y características, mucha gente tiene sentimientos encontrados respecto a ellos. Algunos las utilizan como cebo de pesca, hay otros que las estudiarán con afán biológico, otros no podrán verlas ni en pintura y habrá a quien su existencia le pase totalmente inadvertida. Pero, además, desde hace unas décadas las lombrices son las protagonistas de una curiosa técnica conocida como lombricultura y que consiste en el uso de estos animales para el reciclaje de materia orgánica con el objetivo de obtener un fertilizante natural conocido como humus de lombriz.

La lombriz en la historia

Aunque desde un punto de vista contemporáneo pueda parecer mentira, lo cierto es que las lombrices han sido muy valoradas desde tiempos remotos. En la Antigüedad, los sumerios ya medían la calidad del suelo con respecto a la cantidad de lombrices que habitaban en él. Los egipcios eran conscientes de su papel en la fertilización de la tierra y llegaron a considerarlas como un animal sagrado; todo aquel que las dañase podía verse expuesto a castigos que en ocasiones alcanzaban la pena de muerte. En la Grecia clásica, Aristóteles llego a definir a estos animales como los intestinos de la tierra.

Más cerca en el tiempo también destacan casos de estudio y aprecio por las lombrices. Un ejemplo fue el de Darwin, que llegó a escribir sobre los efectos beneficiosos que tienen sobre el suelo. Ya en el siglo XX, en la década de los años treinta, un monje benedictino llamado August Hessing fue pionero al utilizarlas para deshacerse de los restos orgánicos de su convento. Una década después, la cría de lombrices comenzó a generalizarse en Estados Unidos, desde donde se extendió a Europa y tuvo su gran momento de esplendor a partir de los años ochenta debido al auge de la lombricultura.

¿Cómo funciona la lombricultura?

Para la obtención del humus se utilizan diferentes tipos de lombrices, pero la más frecuente es la eisenia foetida, comúnmente conocida como roja californiana. La razón de esta predilección es que estos ejemplares muestran una fuerte tolerancia a factores ambientales como temperatura o humedad y tienen un gran potencial reproductivo.


Lombricultura

El método de producción de este humus es sencillo y para su obtención puede utilizarse todo tipo de deshecho orgánico, desde aquellos donde las lombrices se encuentran más a gusto, como el estiércol, hasta cualquier otro de tipo casero, por ejemplo. Antes de añadir las lombrices, los residuos deben someterse a un proceso de compostaje para degradar sus elementos y obtener una masa homogénea donde no se distingan los materiales que lo componían en un principio.

La lombricultura precisa de una condiciones para obtener un humus lo más eficiente posible. En primer lugar, la temperatura no debe sobrepasar los 40º C; el rango óptimo se sitúa entre los 14º C y los 27º C. Además, la mezcla debe tener una humedad de entre un 50 % y un 90 %, pero, a ser posible, siempre superior al 80 %. Para mantener la humedad, es recomendable que la luz del sol no incida directamente. La tierra ha de estar bien aireada, pues las lombrices carecen de aparato respiratorio como tal y absorben el oxígeno directamente del suelo.

El humus de lombriz

El resultado de este proceso es el mencionado humus de lombriz, un fertilizante que presenta una serie de cualidades a tener en cuenta. En primer lugar, es un producto altamente concentrado (una tonelada de este humus equivale a unas diez de estiércol, por ejemplo). Además, no presenta pérdida de nitrógeno por la descomposición y contiene una elevada cantidad de fósforo asimilable. Tiene un ph realmente estable y, además, está repleto de hormonas vegetales que favorecen el crecimiento vegetal.

La lombricultura es un método altamente eficaz para obtener abono natural de gran calidad. Es, además, algo que puede llevarse a cabo a todos los niveles productivos, desde una escala doméstica hasta una industrial.


Imagen principal de Dan Brekke.

Imagen central de Groman123.

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