En el medio natural, los organismos vivos interactúan entre sí mediante la emisión y recepción de señales químicas que sirven para provocar determinadas respuestas orientadas a fines tan diversos como la búsqueda de alimento, el rechazo de los depredadores o la atracción de otros congéneres con fines reproductivos. La llamada ecología química se encarga del estudio de estas sustancias de origen natural que actúan como mediadoras entre diferentes organismos en la naturaleza. La aplicación práctica de sus postulados tiene aplicaciones en el campo de la agricultura, especialmente en el campo del control de plagas.
¿Qué es la ecología química?
A grandes rasgos, y en mayor o menos medida dependiendo de la especie, los seres vivos emitimos, percibimos y respondemos a señales químicas. La interacción mediante estas señales estimula y condiciona comportamientos y respuestas de grupo que pueden marcar aspectos del comportamiento general en diferentes especies de animales y plantas. De esta manera, el estudio de estos procesos resulta de gran utilidad que conocer el comportamiento y los hábitos de las diferentes especies de seres vivos y, en consecuencia, poder adaptarlos a diferentes áreas como la agricultura, la biología e incluso la medicina. Esto, a grandes rasgos es la base de la ecología química, una disciplina encargada del estudio de las interacciones entre los seres vivos y su entorno, además de las consecuencias que estas pueden.
La ecología química en el medio natural
La ecología química está presente en organismos de diversa morfología. Las plantas, por ejemplo, generan de manera natural señales y sustancias químicas como mecanismo de defensa frente a animales herbívoros. Estas sustancias, o semioquímicos, pueden ser producidos por la propia planta, pero también por otros organismos como hongos o bacterias alojados en ellas. En el mundo animal, estos semioquímicos se manifiestan en forma de señales que buscan la consecución de acciones reproductivas, alimenticias o de defensa frente a depredadores, por citar algunos ejemplos. La emisión de estas sustancias puede ser de dos tipos diferentes; intraespecíficas si se desarrolla entre individuos de la misma especie o interespecíficas si están destinadas a ejemplares de otra clase.
Las señales semioquímicas responden en muchos casos a mecanismos de protección evolutiva. Las plantas, por ejemplo, emiten determinadas sustancias destinadas a alejar a insectos depredadores. Pero estos pueden ser capaces de desarrollar respuestas químicas que anulen el efecto de las emitidas por sus fuentes de alimentación. En ocasiones, incluso se han dado casos especies que terminan por asimilar y hacer suya la sustancia que en un principio era emitida por otra especie como mecanismo de defensa contra ellas.
Aplicaciones en la agricultura
La aplicación de la ecología química en la agricultura está muy extendida en el campo del control de plagas. Así, los semioquímicos emitidos por diferentes especies animales pueden ser utilizados para el seguimiento y monitoreo de colonias amenazantes, para crear trampas frente a especies invasoras o incluso como mecanismo de disrupción del apareamiento dirigido a reducir o eliminar el número de potenciales ejemplares amenazantes.
El uso de estas sustancias como medida de prevención o erradicación de plagas ha experimentado un auge en los últimos años y su extensión ha jugado un relevante papel en el descenso del uso de fertilizantes y fitosanitarios químicos.
Imagen principal de Katja Schulz.
Imagen central de TexasEagle.