Teniendo en cuenta que es uno de los ingredientes principales de la cerveza, no sería descabellado afirmar que el lúpulo es una de las plantas más populares en España. En los últimos años se ha producido un importante impulso en la producción de esta especie que aporta amargor y aroma a una de las bebidas más consumidas del mundo. Esto es debido a boom que ha experimentado la cultura de la cerveza, pero también a la proliferación de una gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que se dedican a elaborarla de manera artesanal.
¿Qué es el lúpulo?
El lúpulo (Humulus lupulus) es una planta trepadora de la familia de la cannabáceas. Cuenta con tallos largos, de hasta doce metros de altura, que florecen en primavera. Sus flores femeninas se agrupan en racimos en forma de cono y de ellas se extrae la lupulina, una sustancia de color ambarino y sabor amargo que aporta sus cualidades a la cerveza. La importancia del lúpulo en la elaboración de esta bebida alcohólica se remonta siglos atrás, y ya fue ratificada por Guillermo IV de Baviera en su famosa Ley de Pureza de 1516, donde se estipulaba que la cerveza debía contener exclusivamente tres ingredientes: agua, cebada malteada y lúpulo.
Un cultivo de lúpulo puede perdurar hasta cerca de veinte años. Para garantizar su correcto desarrollo, este requiere de suelos húmedos, permeables y profundos, es más amiga de los climas lluviosos y no siente simpatía por el exceso de sol. La longitud de sus tallos, además, hace imprescindible un sistema de entutorado.
Cuidados y trabajo del lúpulo
El lúpulo es productivo desde el primer año de vida, pero su pico de rentabilidad se alcanza a partir del tercero. Durante este primer año, las plantas no requieren muchos más cuidados que el mantenimiento de la humedad en el suelo. Tras este periodo de tiempo, se requieren unos cuidados más específicos que comienzan en primavera con una poda que garantice la homogeneidad en la posterior brotadura. Llegado mayo se realizará la entutoración de la planta; poco antes, hacia abril, habrán salido a la luz los primeros brotes.
La cosecha del lúpulo tiene lugar en septiembre, cuando se separa la flor del resto de elementos vegetales y se somete a un secado mediante corrientes de aire previamente calentado. Una vez que la flor esté seca tiene lugar su procesamiento, que pasa por un control de calidad y la transformación en pellets o granulado. Por norma general, el resultado final se envasa al vacío para garantizar así una mejor conservación de cara a la venta y distribución entre las empresas productoras de cerveza.
La realidad española
La producción de lúpulo en España ha experimentado un importante impulso durante los últimos años. La razón de esto es un crecimiento de la demanda de cerveza, que ha ido desarrollándose de manera paralela a un aumento en la oferta y la aparición de un gran número de nuevos productores, así como de la implantación masiva de una renovada cultura de la cerveza que demanda más variedad y mayor calidad de producto.
Gracias a esto, España se ha posicionado como uno de los principales productores de cerveza de la Unión Europea. Sin embargo, y pese al crecimiento sostenido de la extensión de terreno dedicada a su producción, gran parte del lúpulo necesario para cubrir la demanda sigue importándose. En la actualidad, las principales zonas productoras de esta planta en nuestro país son Castilla y León, La Rioja, Galicia y Cataluña.
El lúpulo se está posicionando como uno de los cultivos más en alza de España, pero todavía queda mucho terreno por recorrer. Los siguientes objetivos son aumentar el número de agricultores que dediquen tiempo a su producción e implantar el cultivo de las nuevas variedades que han ido apareciendo desde comienzos del siglo XXI.
Imagen principal: Mark Faviell.
Imágenes centrales: Robert Geiger y Diann Bayes.