La situación global del planeta requiere determinados cambios y reajustes. Uno de ellos pasa por la necesidad de garantizar un suministro estable de alimentos mediante la aplicación de un sistema sostenible que sea amigable con las acciones destinadas a mitigar el cambio climático tratando, al mismo tiempo, de mantener unos niveles estables de productividad y eficiencia. En esta línea, la estrategia europea De la Granja a tu Mesa (Farm to Fork) establece la prioridad de reducir en un 50 % el uso de plaguicidas y en un 20 % el de fertilizantes. Y es en este punto en el que hacen su aparición alternativas no tan frecuentes como el uso de bioestimulantes derivados de microalgas y cianobacterias.
Bioestimulantes más sostenibles
Desde hace unos años es cada vez más habitual ver en el mercado productos de jardinería y agricultura intensiva elaborados a partir de extractos de microalgas y cianobacterias. Estas son empleadas en la elaboración de bioestimulantes y biofertilizantes debido a la elevada cantidad de macro y micronutrientes que pueden aportar a las plantas. En líneas generales, el uso de este tipo de productos genera biomoléculas que estimulan de manera eficiente la germinación, el crecimiento y el desarrollo de las especies vegetales. Además, estas soluciones se presentan como una alternativa sostenible y libre de residuos químicos, ni el los suelos donde se aplican ni en los alimentos que se generan a partir de su uso.
Propiedades y tipos de microalgas y cianobacterias
Las propiedades de estas microalgas y cianobacterias hacen que su aplicación aporte beneficios asociados a la absorción de nutrientes y a la eficacia de estos sobre las plantas. Además, también se mejora la tolerancia al estrés abiótico y, en general, la calidad del cultivo sobre el que se aplica. Estos bioestimulantes contribuyen a estimular el sistema inmunológico de las plantas al mismo tiempo que se optimizan todas las fases del proceso fisiológico.
Son muchas las microalgas y cianobacterias de las que pueden obtenerse productos derivados. Algunas de las especies más frecuentes son la chlorella vulgaris, la chlorella ellipsoida, la chlorella infusionum, la scenedermus platensis, la scenedermus quadricauda o la spirulina máxima. En general, todas ellas son capaces de generar productos con altas propiedades bioestimulantes.
Retos pendientes
La aplicación de biopesticidas de esta clase todavía no está del todo extendida, pero poco a poco comienza a verse un mayor volumen de aceptación. Parte del problema deriva del escaso conocimiento sobre su existencia y sus propiedades que parece haber entre la comunidad agrícola. No obstante, como ya hemos mencionado, cada vez su presencia se hace más evidente. Otro reto al que se enfrenta el sector a este respecto es el elevado coste de producción de estos productos, tanto en la fase de cultivo de microalgas y cianobacterias como en el posterior proceso de obtención de los extractos que compondrán los bioestimulantes.
Los productos derivados de estos agentes vegetales pueden ser una buena alternativa al uso extensivo de elementos químicos en agricultura. Tal vez sea necesario un mayor grado de concienciación al respecto pero, al igual que ocurre con otros elementos similares, su presencia en la gestión integral de cultivos debería ser, al menos, tomada más en cuenta.
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