Los nematodos son pequeños animales que pueden subdividirse en una grandísima variedad de especies entre las cuales es posible encontrar ejemplares de muy diferentes tamaños y costumbres, aunque su apariencia siempre suele corresponder a lo que la mayoría identificaría como un gusano estándar. Un porcentaje muy elevado de estos animales se alimentan de hongos, bacterias u otros animales, por lo que su presencia no es perjudicial para la agricultura. Sin embargo, existen ciertas especies que sí pueden afectar seriamente al crecimiento y desarrollo de las plantas.
Estos nematodos parasitarios son del tipo fitófago, y suelen alimentarse de raíces. Para ello, se valen de un estilete que introducen en el tejido vegetal para sorber los nutrientes de los vasos conductores. Debido a su diminuto tamaño y al hecho de que actúan en el subsuelo, los efectos de su presencia son difíciles de detectar en un estadio temprano, por lo que para prevenirlos es conveniente realizar diagnósticos rutinarios y observar las raíces de las plantas.
Tipos de nematodos fitófagos
Según su comportamiento, estos nematodos fitófagos pueden agruparse en diferentes tipos como los siguientes.
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Endoparásitos. Los ejemplares adultos penetran por completo en la planta y ponen huevos ahí. Los nuevos ejemplares nacen en el interior de la planta y se alimentan de ella. Dentro de los endoparásitos, los hay sedentarios o migradores en función de su movilidad una vez que se hallan en el interior de la planta.
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Semiendoparásitos. Estos penetran parcialmente en la planta; generalmente, introducen solamente la cabeza para alimentarse y se quedan fijados a la raíz.
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Ectoparásitos. Este tipo de nematodo no penetra en la planta si no que se alimenta de ella desde el exterior, introduciendo su estilete en la raíz.
Según como se les conoce, algunos nematodos parasitarios de plantas son el de la raíz de la patata, el inductor de agallas, el enquistador, el espiral, el del nudo de la raíz, el de la lesión radical, el de la hoja o el de los tallos y los bulbos.
Efectos y prevención
Como ya se ha comentado, los síntomas de la acción de estos animales pueden detectarse tarde si no se presta especial atención a su posible presencia. Cuando su acción resulta evidente, las plantas comienzan a presentar determinados síntomas como manchas o puntos negros en sus hojas, raíces hinchadas, presencia de nudos o agallas o una disminución de su ritmo de crecimiento habitual.
Como es habitual en este tipo de casos, el mejor tratamiento contra los nematodos pasa por prevenir su aparición. Para ello, pueden realizarse algunas técnicas como las siguientes.
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Usar compost, pues este provocará un ligero aumento en la temperatura de la tierra que puede alejar a los nematodos.
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Llevar a cabo rotación de cultivos.
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Dejar descansar el suelo para que este gane en energía y nutrientes.
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Utilizar la asociación de cultivos o sembrar especies que resulten atractivas para estos animales con el fin de alejarlos de los cultivos principales.
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Realizar diagnósticos y seguimientos de las cosechas en busca de posibles plagas y, si la presencia de nematodos es ya evidente, recurrir a un profesional para erradicarlos con la máxima eficacia posible.
Debido a lo difícil de detectarlos y a sus posibles efectos sobre el crecimiento y desarrollo de las plantas, los nematodos pueden ser un problema serio para un cultivo a no ser que se prevea su presencia y se actúe en el momento adecuado.
Imagen principal de University of Delaware Carvel REC.
Imagen central de Scot Nelson.