Agricultores y ganaderos de todas las regiones españolas han tomado las calles con una serie de protestas que, en líneas generales, reclaman mejoras para el sector agropecuario. El origen de estas reivindicaciones tuvo lugar en la vecina Francia y, desde ahí, se extendió hacia otras áreas de Europa. Desde el pasado 6 de febrero, España ha sido testigo de cómo un gran número de profesionales del campo han comenzado una serie de actividades orientadas a hacerse oír tanto por el gobierno como por las autoridades europeas.
Asociaciones agrarias como Asaja, Coag o Upa han llevado a cabo un calendario de protestas a las que se han sumado aquellas convocadas por otras entidades u organismos independientes. Carreteras cortadas, retenciones y atascos provocados por grandes cantidades de tractores en las carreteras del país han sido una de las caras más visibles de estos episodios. Los agricultores y ganaderos tienen previsto continuar con sus protestas durante, al menos, todo el mes de febrero. Pero, ¿qué es lo que se pretende alcanzar con estas reivindicaciones?
Sobre el precio de los alimentos
En general, las protestas abarcan una amplia cantidad de problemas que llevan tiempo afectando al campo. Uno de los principales tiene que ver con lo que se les paga a los agricultores por los productos finales, con unos precios que los profesionales del sector no consideran justos y que, en más ocasiones de las deseadas, no genera ni los ingresos necesarios para cubrir los costes de producción. De esta manera, obtener beneficios se convierte ocasionalmente en toda una película de aventuras que, además, suele incurrir en incompatibilidad con la ley de medidas para mejorar el funcionamiento de la Cadena Alimentaria, de 14 de diciembre de 2021.
Torpeza burocrática e importaciones desleales
El exceso y densidad en la burocracia es otra de las principales causas de estas protestas agrícolas. En esencia, se pide flexibilizar y simplificar todos los trámites relacionados con la Política Agraria Común de la Unión Europea (PAC), aunque estas reivindicaciones también se extienden al conjunto de una labor administrativa que suele antojarse densa, compleja y cargante.
Las conocidas como importaciones desleales son también objeto de descontento entre agricultores que ven cómo determinadas fronteras permiten el libre acceso de productos a precios menores que los nacionales. En este sentido, aquellos productos que entran desde Marruecos suponen el caso más visible debido al trato preferente que nuestros vecinos del sur tienen en Europa. Sin embargo otros nombres como Nueva Zelanda, México, Chile, Kenia o India también están en el candelero. Estas prácticas de importación desleal pueden tener consecuencias como un descenso en el ingreso que el agricultor recibe por su producto final.
Sobre la falta de agua
La sequía es otro de los temas que más está dando que hablar últimamente. En este sentido, algunas comunidades autónomas del país como Cataluña o Andalucía cuentan con áreas especialmente afectadas por la falta de agua y que reclaman soluciones que tienen que ver con una mejora inminente en las infraestructuras hídricas o una mayor eficacia y velocidad en el cobro de determinadas ayudas que todavía puedan estar pendientes de resolución.
Estas, a grandes rasgos, son las principales reivindicaciones que han propiciado la actual situación en el mundo del campo. Sin embargo, existen muchos otros puntos que tratar y que, igual que con los casos anteriores, esperamos que obtengan una rápida y satisfactoria resolución.
Imagen principal: EFE.
Imagen central: Francisco J. olmo (Europa Press).