Hace unos días hablamos en este mismo blog de cómo el creciente peso de los tractores y la maquinaria agrícola en general está compactando cada vez más el suelo y, en consecuencia, reduciendo la eficacia de los cultivos en muchas zonas del planeta. Al final del artículo mencionamos que, a día de hoy, no hay muchas soluciones disponibles que no pasasen por una reducción del tamaño de los vehículos o por el empleo de más tractores más pequeños en lugar de pocos muy pesados. Pero la verdad es que nos guardábamos un as en la manga: la agricultura de tráfico controlado.
Pero, ¿qué es la agricultura de tráfico controlado?
Desde hace unos años esta técnica se ha hecho muy popular en Australia, desde donde saltó a muchas zonas de Europa. En España, por ejemplo, ya son varias las empresas que la implantan y muchas las zonas donde ha dado buenos resultados. En esencia, la agricultura de tráfico controlado consiste en crear carriles de circulación para que la maquinaria agrícola pase siempre sobre el mismo terreno a la hora de realizar su trabajo. Por supuesto, la idea es mucho más compleja y para su correcto desarrollo se emplea tecnología de posicionamiento de alta precisión, guiadas por sistemas satelitales de tipo GPS, que son capaces de adaptarse a las diferentes estructuras de los terrenos para garantizar que las líneas de circulación creadas sean respetadas al cien por cien por todos los vehículos. Una vez más, el papel de la tecnología como elemento renovador de la nueva agricultura resulta esencial en el proceso.
Cómo implantarla sobre el terreno
La implantación de un sistema de agricultura de tráfico controlado (CTF por sus siglas en lengua inglesa) requiere un intenso trabajo de planificación previa que incluirá, entre otras cosas, un mapeo del terreno sobre el que se van a desarrollar las labores agrícolas. Por supuesto, esto también conlleva cierta inversión económica. Una vez ejecutados los primeros pasos, el trabajo de planificación sobre el terreno pasa obligatoriamente por dividirlo en dos zonas bien diferenciadas.
La primera de ellas se dedicará exclusivamente a la producción de cultivos; será el terreno sobre el que se realicen las tareas de procesamiento y que, si todo se ejecuta correctamente, nunca sostendrá directamente el peso de la maquinaria. La segunda zona del campo será la dedicada a establecer los carriles de circulación, el camino a través del cual circularán los neumáticos. Estas líneas no recibirán semilla alguna, ya que su uso será exclusivo como zona de paso. De esta manera, el espacio entre líneas será una zona libre de interferencias sobre el que solo se realizarán labores agrícolas.
Beneficios demostrados
La agricultura de tráfico controlado ha demostrado su eficiencia en diferentes partes del mundo. Su efecto, por supuesto, no es inmediato ya que el suelo puede tardar en recuperarse después de años de soportar el peso excesivo de la maquinaria agrícola. No obstante, los beneficios son notables. Con su aplicación se consigue reducir el daño directo que la masa de los vehículos infiere al suelo. Esto, en consecuencia, contribuye a sanar la estructura edafológica y a lograr un mayor rendimiento agrícola. Y por si fuera poco, el establecimiento de carriles prefijados contribuye a una optimización en el uso de combustible.
Imagen principal de Mizzou CAFNR.
Imagen central de ScotGov Rural.