“Nunca doy mi nombre a un tractor que no encierra en sí mismo lo mejor de mí mismo”. Esta cita del propio John Deere resume la esencia de una marca que siempre ha destacado por fabricar productos de la más alta calidad. El clásico símbolo del ciervo amarillo que la representa es un icono en la industria de la maquinaria y los repuestos para tractores, pero detrás de él se esconde la historia de un hombre.
John Deere nace en el 7 de febrero de 1804 en Rutland, Vermont, en el seno de una familia de clase media que obtenía sus escasos ingresos del comercio de ropas. En 1808, su padre se embarca con destino a Inglaterra con el objetivo de reclamar una herencia que daría una vida más digna a su esposa e hijo. Nunca más se supo de él y la familia dio por hecho que su vida había terminado de forma abrupta en alta mar.
Tras recibir la educación básica, a los 17 años John Deere comienza a trabajar como aprendiz de herrero y termina por establecerse por cuenta propia. Forma una familia en 1827 tras contraer matrimonio con Denarius Lamb, pero las circunstancias económicas del momento le obligan a vender el negocio a su suegro y trasladarse a Grand Detour, Illinois, en busca de mejores oportunidades. La escasez de herreros del lugar fomenta que Deere encuentre trabajo con facilidad y comience a forjarse cierto nombre como profesional. En 1937 consigue establecerse como herrero independiente y comienza a trabajar en las explotaciones agrícolas cercanas.
El arado que lo cambió todo
Los arados utilizados en aquella época en la zona estaban fabricados en Nueva Inglaterra, donde los suelos son más arenosos. Estos aparejos de hierro forjado solían atascarse y romperse al ser sometidos a la dureza del terreno de Illinois, y John Deere supo ver en esta situación una potencial oportunidad de negocio. Haciéndose valer de una vieja hoja de sierra, Deere fabricó su primer arado en acero pulido, más resistente a la orografía local y con la capacidad de auto limpiarse durante el trabajo gracias a su cuidado modelado. El éxito de este modelo fue inmediato y los arados de John Deere comienzan a generar una gran demanda en los alrededores de Grand Detour. En 1843 se asocia con Leonard Andrus y la producción de arados se multiplica hasta el punto de ser fabricados para stock, antes de la solicitud del cliente.
Éxito definitivo de John Deere
Esta beneficiosa sociedad continúa en marcha hasta 1848, cuando John Deere se traslada a Moline con el objetivo de aprovechar la posición estratégica de esta localidad a orillas del río Mississippi. Aquí funda una nueva sociedad que llevó su nombre y continúa con la fabricación de arados como principal actividad. En 1851, Deere compra las acciones del resto de sus socios y se convierte en presidente de su propia compañía. Llegan entonces algunos malos años marcados por la presencia de recesiones económicas que a punto estuvieron de llevarse por delante a la nueva empresa. Tras superar estos baches, John Deere cede la gestión del negocio a su hijo Charles, de 21 años.
A partir de entonces, la vida de Deere se aleja progresivamente del negocio familiar para centrarse en otras actividades de corte político o social como ser alcalde de Moline, o presidente del banco de la misma localidad, por mencionar algunos ejemplos. No obstante, su figura continuó estando fuertemente vinculada a la empresa, que continúo cosechando éxitos como el reportado por el arado de tracción animal, con asiento para el operario y un sistema de seguridad que soltaba la reja en caso de atasco, que fabricó en 1863.
La llegada del ciervo amarillo
En 1868 la empresa adopta el nombre Deere & Company. En estos momentos, el 65 % de las acciones permanecen en manos de John y Charles Deere. La red de distribuidores de sus productos crece y se extiende por todo el país mientras la ahora icónica imagen del ciervo pasa a ser el emblema de la marca. Europa comienza también a hacerse eco del éxito de la compañía, especialmente a partir de la fabricación en 1875 de una nueva sembradora de maíz y del arado Gilpin.
John Deere muere el 17 de mayo de 1886. Su hijo Charles ostenta la presidencia de la compañía hasta 1907 manteniendo el mismo estándar de calidad que tuvo en tiempos de su padre, el mismo que desde entonces Deere & Company ha llevado por bandera y la ha conducido a convertirse en una de las marcas de tractores y maquinaria agrícola más potentes del mercado internacional.
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La historia de John Deere es bastante inspiradora y demuestra que cuando se tiene deseo de superación y se aprende a ver una oportunidad en el mercado, entonces se puede triunfar, en esta época hay infinidad de oportunidades de emprendimiento, muchas de ellas con poco capital, así que vale la pena lanzarse para ser un emprendedor exitoso.