Enero de 2019 marca la fecha de entrada en vigor de la nueva normativa de la Unión Europea destinada a reducir y controlar las emisiones de gases contaminantes en motores diésel de maquinaria que no suela circular habitualmente por carretera. Evidentemente, este nuevo reglamento afecta de manera especial a tractores y demás maquinaria agrícola. El objetivo final es alcanzar los objetivos de calidad en el aire fijados por la Unión Europea, además de incidir en la aplicación de políticas comunitarias basadas en el respeto del medio ambiente. La normativa obligará a los nuevos motores a adaptarse a unas nuevas exigencias de fabricación que, quién sabe, pueden incluso afectar a determinados repuestos agrícolas.
El Reglamento (UE) 2016/1628 del Parlamento Europeo y del Consejo sustituye a la directiva 97/68/CE. Según su texto oficial, esta nueva norma trata “sobre los requisitos relativos a los límites de las emisiones de gases y partículas contaminantes y a la homologación de tipo para los motores de combustión interna que se instalen en las máquinas móviles no de carretera”. En resumen, se fija una nueva fase de valores para las de emisiones de gases y partículas contaminantes mientras se establecen nuevos requisitos administrativos y técnicos para la homologación de maquinaria agrícola.
Reducir emisiones en beneficio del medio ambiente
Esta nueva fase de control, conocida como Fase V, establece unos límites más estrictos y diferencia los topes de emisión de gases de acuerdo a las distintas categorías de motores. De esta manera, los fabricantes de tractores y maquinaria agrícola se encuentran ante la necesidad de adaptarse a los nuevos estándares de producción de motores. Desde hace ya un tiempo, estos fabricantes tienen sus ojos puestos en la aplicación de técnicas que reduzcan las emisiones y se adapten a los nuevos niveles marcados por la Unión Europea.
Entre las principales técnicas aplicadas actualmente podemos citar las siguientes.
- Recirculación de gases de escape. Aunque esta técnica lleva utilizándose desde los años 70 del siglo XX, su alta eficiencia la hace todavía muy útil en la actualidad. Básicamente, consiste en recircular pequeñas cantidades de gases de escape para que vuelvan a la entrada de aire del motor. De esta manera, se reduce la temperatura de emisión y, con ella, la emisión de partículas perjudiciales y gases.
- Reducción catalítica selectiva. Esta es una de las técnicas más populares en nuestros días. El objetivo final es transformar las partículas de óxido de nitrógeno en agua y nitrógeno reduciendo así de manera considerable su nivel contaminante. La principal responsable de este efecto es una solución líquida llamada urea AUS32 que funciona siendo inyectada mediante un catalizador especial en los gases de escape de los motores diésel.
- Filtro de partículas diésel. Estos filtros resultan altamente eficientes a la hora de reducir emisiones gracias a que contribuyen a quemar y reducir la materia particulada causante de la contaminación. En función del proceso de quemado que se lleve a cabo, estos filtros pueden ser activos o pasivos.
La aplicación del Reglamento 2016/1968 se hará en dos fases separadas por un tiempo de un año. Así, el día 1 de enero de 2019 este será de obligado complimiento para toda aquella maquinaria con una potencia menor a 56 kw. La siguiente fase se iniciará en enero de 2020 y afectará al resto de tractores y máquinas agrícolas.
Aunque el cumplimiento de esta nueva normativa pueda ocasionar algún quebradero de cabeza para más de un fabricante o usuario de tractores, lo cierto es que sus beneficios sobre el medio ambiente van a ser más que evidentes y su llegada debería ser bien recibida por todos los profesionales del sector.