Dentro de las técnicas agrícolas orientadas a reducir el desgaste del suelo o a no modificar sus condiciones, la rotación de cultivos es una de las más eficientes. A grandes rasgos, este sistema consiste en alternar el cultivo de diferentes plantas en un mismo suelo buscando la sucesión de ciclos productivos que favorezcan tanto a los cultivos como al propio suelo. El sustrato puede pasar así largas temporadas sin cobijar una misma especie de plantas y esto, a la larga, mejorará sus condiciones y su salud.
La rotación de cultivos obliga al suelo a actuar de manera diferente en cada ciclo evitando así la degradación del terreno. De esta manera, los distintos niveles de exigencia que presentan las plantas en alternancia mantienen activo el manto terrestre. El resultado final es un menor agotamiento del suelo, además de una menor tendencia a facilitar la instalación de plagas o enfermedades que afectan a determinados tipos de cultivos. Los variados comportamientos de las plantas con la tierra son la principal clave para el éxito.
Pautas básicas para una correcta rotación de cultivos
Para que esta técnica se realice de manera efectiva conviene tener en cuenta una serie de especificaciones básicas que detallamos a continuación.
- Evitar repetir cultivos de la misma especie o familia. Esto es debido a que consumirán el mismo tipo de nutrientes y, además, favorecerán la aparición de plagas o enfermedades que les afecten de manera específica. Las diferentes especies pueden ordenarse en función de una clasificación como la siguiente: compuestas, crucíferas, solanáceas, umbelíferas, gramíneas, leguminosas, aliáceas, cucurbitáceas y quenopodiáceas.
- Alternar los cultivos en función de sus exigencias de nutrientes. Rotar especies altamente exigentes con otras cuyo aporte de materia orgánica sea superior a su gasto será fundamental para no agotar los nutrientes del suelo y mantenerlo en un estado de salud óptimo. Existen plantas con un grado de exigencia de nutrientes muy elevado, otras con un grado medio y algunas cuyo nivel es mínimo o que incluso contribuyen a mejorar las características del suelo. Saber alternarlas será fundamental en una buena rotación de cultivos.
- Establecer la duración adecuada de los ciclos. Generalmente, una rotación de cultivos eficaz se realiza en ciclos de entre 3 o cuatro años. Evidentemente, esta no es una norma inmutable. La rotación de un cultivo vendrá siempre determinada por diferentes factores de carácter particular entre los que podemos destacar el clima, el tamaño de la explotación o el propio ciclo productivo de la plantación.
- Planificar el proceso y hacer un seguimiento eficaz. Antes de empezar una rotación de cultivos, conviene tener muy claro qué plantas se van a cultivar y cada cuánto tiempo se van a rotar. Hacer un seguimiento minucioso del proceso también resultará indispensable para anticiparse a problemas o situaciones no deseadas.
- Aunque no sea una pauta específica para este tipo de cultivos, siempre conviene emplear maquinaria que no deteriore el suelo. Para ello, todos nuestros tractores y aperos de labranza deben estar en perfecto estado y contar con los repuestos agrícolas adecuados.
Beneficios de la rotación de cultivos
Si atendemos a las pautas anteriores y todo el proceso se desarrolla con normalidad, los beneficios para nuestra explotación serán evidentes en poco tiempo. Gracias a la rotación de cultivos podremos obtener ventajas como las siguientes.
- Mejorar la nutrición y la salud de las plantas y el suelo.
- Aumentar el rendimiento del terreno.
- Garantizar las reservas de humus en la tierra.
- Favorece la actividad de microorganismos beneficiosos para las condiciones edafológicas.
- Evitar las malas hierbas.
- Reducir la propagación de plagas y enfermedades.
- Eliminar el uso de tratamientos a base de fertilizantes y otros compuestos similares.
La rotación de cultivos es una técnica de larga tradición que siempre garantizará la buena salud de nuestros cultivos y suelos.