Todo sobre el certificado de bienestar animal

A estas alturas de la película, muy poca gente cuestionará la necesidad de garantizar unas condiciones óptimas de bienestar y salud en explotaciones de tipo ganadero. Desde hace ya unos años, el creciente interés por la salud de los animales de granja, especialmente de bovinos, porcinos y aves, se ha extendido entre la mayor parte de los ganaderos, pero también a través del resto de agentes del sistema productivo e incluso de los consumidores finales. Es por eso que se ha creado la figura del certificado de bienestar animal como un elemento distintivo que identifica a aquellas explotaciones que cuidan porque sus animales vivan en las mejores condiciones posibles.

¿Qué es el bienestar animal?

La Organización Internacional de Sanidad Animal define este bienestar “el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive o muere”. Esto, aplicado al mundo de la ganadería, se traduce en la necesidad de que el sistema de crianza permita que todos los ejemplares se comporten de la manera más natural posible, sin estar expuestos a ningún tipo de sufrimiento o daño innecesario. Esta idea, por supuesto, tiene mucho que ver con la ética, pero también con otros factores como la calidad alimentaria, el desarrollo económico o la salud pública.

Las claves del certificado de bienestar animal

De esta manera, el certificado de bienestar animal es un sello que garantiza la adecuación de la producción a determinadas normas de bienestar que podrán ser diferentes en función de la especie sobre la que se apliquen. A grandes rasgos, hay una serie de puntos que deberían estar garantizados en todas las granjas que quieran obtener este distintivo o que busquen adaptarse a estos preceptos. Para empezar, los animales han de recibir una dieta equilibrada, pero también tienen que contar con el espacio suficiente para poder comer, descansar o moverse libremente. A ser posible, esto implica la no existencia de jaulas o estructuras similares. Los tratamientos médicos han de estar prescritos solamente en caso de enfermedad y nunca con el objetivo de acelerar el crecimiento o el desarrollo del animal. Además, todos los ejemplares deben manejarse con cuidado y respeto para evitar estrés, miedo u otros comportamientos parecidos.


Certificado de bienestar animal

¿Cómo obtener este certificado?

Por norma general, el procedimiento para obtener este certificado de bienestar animal es sencillo, aunque siempre dependerá de la empresa u organización que lo emita. En todo caso, habrá una auditoría que evaluará diferentes parámetros como la existencia de una alimentación equilibrada y en cantidad suficiente, las condiciones del alojamiento (zonas preparadas para el calor y el frío, espacios de movilidad exterior o libertad de elección), el estado de salud de los animales y la ausencia de maltratos, así como la buena relación de cada ejemplar con el resto de miembros del rebaño.

Ventajas del certificado de bienestar animal

Si dejamos al margen las cuestiones meramente éticas que, damos por hecho, todo el mundo debería tener más que asimiladas. Estar en posesión del certificado de bienestar animal da buena imagen a los productores y es una garantía para un buen número de consumidores. Además, las condiciones que se alcanzan permiten mejorar la calidad del producto final, alargar la vida del ganado y garantizar su salud y resistencia.

El bienestar animal, pues, excede las meras interpretaciones morales y alcanza estratos de relevancia económica. Hace ya años que los consumidores están altamente sensibilizados y exigen sistemas de producción respetuosos y no agresivos. Esto, por supuesto, puede determinar la compra de un producto frente a otro. Pero no solo es el cliente oficial quien lo demanda; las empresas distribuidoras y las grandes superficies también buscan asociar su marca a estas prácticas que, por otra parte, cada vez están más presentes en las normativas oficiales.

La obtención del certificado de bienestar animal debería ser una cuestión de orden ético pero, además, es parte de una dinámica consumista y productiva general cada vez más orientada a estas prácticas.


Imagen principal de Phil Mclever.

Imagen central de Manuel.

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