Desplazarse por el campo a lomos de una ameba voladora. Esta sencilla frase que parece sacada de la imaginación de un escritor de ciencia ficción está realmente basada en un proyecto cuyo prototipo puede verse actualmente en una exposición temporal del Museo Guggenheim de Bilbao.
La evidencia de la despoblación
Este proyecto es obra de alumnos y profesores de las escuelas de Ingeniería (Tecnun) y Arquitectura de la Universidad de Navarra. El resultado ha sido seleccionado por la Fundación Foster para formar parte de la exposición temporal “Motion, Autos, Art, Architecture”, que forma parte de la celebración del veinticinco aniversario del Museo Guggenheim de Bilbao y que centra su contenido en el futuro de la movilidad.
El punto de partida es un dato relevante: el 80 % de la población mundial reside en zonas urbanas. Esto, en última instancia, viene a evidenciar que las zonas rurales del planeta acusan un problema de despoblación al que, además, pueden sumarse otros factores como el envejecimiento de sus habitantes, su aislamiento, la falta de autonomía y la gran cantidad de tiempo que se invierte en desplazamientos cotidianos.
En palabras de Paz Morer, catedrática y profesora en Tecnun, “La población de esas zonas se encuentra con dificultades para desplazarse si no cuentan con un vehículo privado. Además, parte de ese 20 % lo representan personas mayores que no tienen capacidad de conducción”. Así, durante la fase de investigación se realizaron entrevistas a habitantes de zonas rurales del País Vasco y se detectaron una serie de necesidades comunes que, en muchos casos, tenían que ver con la movilidad.
Diseñar una ameba voladora
El resultado de esta fase previa se cristalizó en la presentación de una propuesta de movilidad en el marco de un contexto expositivo y en diseñar una experiencia interactiva que hiciese partícipe al propio visitante del museo. De esta manera, se elaboró una maqueta a tamaño real con forma de ameba, compuesta por costillas y branquias que recorren el conjunto de un extremo al otro y se unen entre sí mediante unos discos de madera. Esta pieza está formada por más de cien piezas, pesa cerca de 1400 kilos y presenta unas medidas de 3,75 metros de largo por 3 metros de ancho y 2,50 metros de altura. El conjunto se complementa con una gran infografía que resume el proyecto de forma altamente visual.
En palabras de Javier Antón, profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Navarra, esta intervención en la sala de exposiciones responde a una “parte experiencial que supone que el visitante se pueda sentar en nuestra ameba del futuro. El objetivo es que se imagine cómo sería viajar en este tipo de transporte en un futuro muy lejano, mientras conoce con detalle la investigación dispuesta en la infografía”.
Para la realización de esta ameba voladora se ha contado con la colaboración de empresas como ParklexProdema, Ceit, Ecomagnet, Antolin, SQA drones y el Museo Universidad de Navarra.
Si bien no puede afirmarse con rotundidad que en un futuro cercano o lejano los habitantes de las zonas rurales vayan a poder desplazarse un vehículos voladores con forma de ameba, la aparición de proyectos que desarrollan propuestas de movilidad autónomas, compartidas y sostenibles deja en evidencia que este problema existe y que se deben de sentar las bases para buscar soluciones lo más eficientes posible.